Inflación en julio fue del 1,9% con precios congelados y caída del consumo

La inflación sigue contenida, pero los privados señalan que hay varios factores que podrían acelerarla: la recesión y la pausa en la puja distributiva juegan a favor 

Tras el doble 1,5% de abril y mayo, la inflación saltó discretamente a 2,2% en junio. Varios presagiaban que, con ese dato, empezaba una suba inevitable. Cuanto menos, eso no ocurrió en julio. Ayer, el Indec reportó una suba de precios de 1,9% durante el mes pasado. Mientras los temores a una aceleración siguen firmes, los precios subieron “apenas” 15,8% en 7 meses. En los estándares recientes de Argentina, eso es desinflación.
¿Durará la desinflación, o es tan atípica como los tiempos que vivimos? Esa es la gran pregunta.

El Gobierno dice que el IPC estará “definitivamente” debajo de 40% en 2020 (fue 53,8% en 2019) y los privados, con gran dispersión, la proyectan más alta en 39,5% pero, más importante aún, en ascenso tendencial: el último REM del BCRA la proyecta en 51,9% para los próximos 12 meses. Es decir, casi 10 puntos arriba del actual 42,4% (julio de 2020 contra julio de 2019). “El dato se ubicó por debajo de lo esperado”, expresaron desde LCG. El 1,9% evidenció una desaceleración mensual de 0,3 punto respecto al mes pasado. En términos anuales, el IPC se desaceleró por séptimo mes consecutivo.

“La inflación núcleo, sin embargo, volvió a acelerar y avanzó 0,2 punto respecto a junio y acumula 17% en lo que va del año”, señalaron en LCG. En concreto, fue 2,5%. Al interior de las categorías, la aceleración de la inflación núcleo fue contrarrestada por bajos aumentos en estacionales y regulados, que crecieron por debajo del 1%. En particular, estacionales mostró una marcada desaceleración, con una suba del 0,9% mensual (contra 4,8% en junio). Incidió la baja observada en verduras, tubérculos y legumbres, con deflación en todas las regiones (-3,9% mensual en GBA). Para el caso de los regulados (+0,5% mensual), el congelamiento de tarifas de servicios públicos y de telefonía celular sostienen los bajos registros.

En los últimos 4 meses promediaron una suba de apenas 0,1%% mensual. Equipamiento y mantenimiento del hogar (3,9% mensual), recreación y cultura (3,3% mensual, considerando sólo los bienes y servicios que se ofrecieron en el mes de julio) e indumentaria (3,3% mensual) mostraron los mayores aumentos. En el extremo opuesto se ubicaron vivienda, agua, electricidad, gas y combustibles (+1% mensual), comunicación (+0,7% mensual) y educación (+0,1% mensual). El rubro más importante (alimentos y bebidas) apenas avanzó 1,3% mensual.

¿Y cómo sigue? ¿Acaso alguien sabe? “La inflación no logra bajar de los dos dígitos desde hace 15 años. Desde 2005 se ubica persistentemente por encima del 10% y desde 2012 por encima del 25%. En los últimos cinco años promedió 35% anual, y para 2020 las expectativas son de un registro superior a ese promedio. Ya sea en períodos de crecimiento, estancamiento y ahora recesión, la inflación no se pudo controlar”, señalan, como contexto, desde LCG. “Si bien el nivel general de precios mostró desaceleración, la inflación núcleo volvió a acelerarse respecto al mes anterior, dando cuenta de un componente inercial en los precios que no logra moderarse, incluso a pesar de que la economía se encuentra operando en niveles muy bajos.

El bajo registro de julio sigue sostenido por el congelamiento en precios de referencia de la economía, como son combustibles y tarifas. Teniendo en cuenta esto, el dato del 2,5% de la inflación núcleo es muy preocupante. Con un desancle del tipo de cambio, una recuperación de salarios, el descongelamiento de precios o una nueva aceleración de alimentos y bebidas, la situación luce fuera de control”, concluyeron, con poco optimismo.

“La inflación de julio sorprendió a la baja y la cifra estuvo lejos del 2,5% que esperábamos y de las estimaciones privadas a las que accedimos, que habían mostrado registros en torno al 2,2% para el Gran Buenos Aires, cuando la medición oficial para esa región se ubicó en 1,6%”, dijeron desde el Area de Research del Grupo SBS. “En nuestra visión, la sorpresa del mes estuvo principalmente ligada al bajo incremento que mostraron los bienes y servicios estacionales (0,9%), algo que Indec atribuyó a descensos en verduras, tubérculos y legumbres. Más allá de esto no hubo grandes sorpresas, ya que los precios regulados prácticamente no avanzaron (0,5%) reflejando los congelamientos de precios para los servicios públicos y la inflación núcleo (2,5%) volvió a acelerarse reflejando la dinámica de ‘U’ que esperábamos”, señalaron, con más detalle.

“Con respecto a esta dinámica, los datos de alta frecuencia de Ferreres muestran que la inflación núcleo siguió acelerándose en las últimas semanas hasta llegar a la zona de 4% mensual en la primera semana de agosto. No obstante, los precios estacionales y regulados siguen sorprendiendo sin mostrar grandes variaciones. Con todo, la inflación núcleo se está acelerando y esperamos que siga haciéndolo en los próximos meses, a medida que se normalice la economía.

Aun así, recortamos nuestra proyección de inflación para el año desde 46% a 44% para incorporar la sorpresa de julio y contemplar la floja evolución que estuvieron mostrando los precios estacionales y regulados en las últimas semanas”, concluyeron. “Para los próximos meses esperamos una trayectoria creciente de la inflación debido a una progresiva flexibilización de la cuarentena y algunos aumentos en precios regulados confirmados (telefonía celular, internet y harina de trigo) y algunos que podrían confirmarse en las próximas semanas (combustibles).

De todas maneras, no superaría el 3,5% mensual. Siguiendo esta línea, un compromiso sólido por parte de la autoridad monetaria en torno al carácter transitorio de la emisión monetaria (que debería ser retirada del mercado por diversos mecanismos) podría estabilizar las expectativas inflacionarias para los próximos meses y generar menos presión en el mercado de cambios”, agregaron desde ACM.

Fuente: El Economista