Inflación en alza: dato económico y desafío político para el Gobierno en el inicio del año electoral

Inflación en alza: dato económico y desafío político para el Gobierno en el inicio del año electoral

La aceleración de la inflación en diciembre constituye seguramente el dato de mayor impacto económico en el inicio del año y representa a la vez un fuerte desafío político para el Gobierno,  no sólo por el obvio componente electoral. El aumento de 4% marcó otro salto -el más alto del 2020- y proyecta cifras inquietantes en un contexto de necesarias definiciones de la Casa Rosada. Debe resolver su estrategia para avanzar en la negociación con el FMI y equilibrar su interna, con el tema del ajuste en discusión.

Los números del Indice de Precios al Consumidor de diciembre exponen que los aumentos de precios fueron especialmente fuertes en productos de consumo masivo y sugieren un horizonte complicado –la inflación núcleo fue de 4,9%-, aunque el cierre de 2020 quedó en 36,1%, lo que representa una baja considerable respecto de 2019.

Sin embargo, se destacan al mismo tiempo dos cuestiones. La primera es que 2020 fue un año marcado por la caída económica en el marco de las restricciones por el coronavirus. La segunda, en el mismo contexto, que los principales servicios estuvieron virtualmente congelados.

La preocupación del Gobierno, según dejan trascender fuentes oficiales, se vincula directamente con el panorama preocupante y a la vez incierto que expone el aumento de contagios por covid registrado en las últimas semanas. Aún si la pandemia fuera controlada y la producción afirmara un camino de recuperación, la economía recuperaría muy parcialmente la caída del año pasado. Al mismo tiempo, las proyecciones inflacionarias se ubican por encima del 45%.

Por supuesto, pesa el cálculo electoral. Pero antes, gravitaría la pulseada interna en el propio oficialismo. El ajuste –visible en el caso del sistema previsional y con ingresos por debajo de la inflación en la mayoría de los gremios- fue puesto en discusión por Cristina Fernández de Kirchner con su última carta.

La ex presidente dijo que debe ser atendido un equilibrio entre los ingresos (salarios y jubilaciones) y las tarifas y precios. Fue una señal en momentos en que el Gobierno debe definir su planteo formal al FMI.

El frente social, admiten en medios oficiales, fue contenido en buena medida por el propio cuadro impuesto por el coronavirus y la larga etapa  de cuarentena.

Las demandas sindicales debieron concentrarse en el sostenimiento de los puestos laborales y el pago de salarios, en algunos casos con recortes. Y fue central el despliegue de los movimientos piqueteros asociados al Gobierno y la asistencia de otras entidades, además de la Iglesia, en la contención social.

Paritarias y asistencia social son puntos del mismo problema, después de un año de enorme cansancio social. Todas las encuestas señalan, más allá del deterioro de imagen que registra el oficialismo en los últimos meses, que las preocupaciones sociales volvieron a ser encabezadas por cuestiones económicas (precios, empleo). En ese marco, el oficialismo enfrenta la prueba de su propia interna.