Los cuerpos de dos de los tres tripulantes del avión que cayó en el Delta fueron hallados entre los restos del fuselaje, aunque se logró identificar aún a ninguno de los cadáveres, según informaron fuentes de la operación de búsqueda.
El primero fue divisado por la tarde y el segundo más entrada las horas de la noche. Hasta ahora sólo se sabía del hallazgo de «restos humanos» en el fuselaje de la aeronave, pero las últimas novedades hablan de que había al menos dos cuerpos.

Colaboraron en la búsqueda e identificación personal del Equipo de Antropología Forense y tanatólogos, que serán los encargados de determinar a quiénes pertenecen los cuerpos que fueron encontrados en el avión.

En la aeronave viajaban al momento del accidente el piloto Matías Ronzano, de 30 años; su copiloto Facundo Vega, de 25 años; y Matías Aristi, de 37 años, hijo del dueño de la empresa Aibal SA, propietaria del avión.

El jefe de la Asociación Nacional de Aviación Civil (ANAC), Juan Pedro Irigoin, adelantó que por las características del accidente aéreo que sufrió la aeronave Mitsubishi matrícula LV MCV «indican que no va a haber sobrevivientes».

«Estaban irreconocible», graficó Eduardo Génova, piloto y amigo de la familia de Ranzano en comunicación con el medio cordobés Cadena 3.

Génova dejó saber que fue el propio padre del piloto quien le dio detalles del estado en el que se encontraban los cuerpos hallados en la aeronave.

El avión Mitsubishi despegó el 24 de julio pasado desde el aeropuerto de San Fernando. No se supo nada de él hasta el sábado pasado cuando alrededor de las 17.30 en una zona de gran vegetación cercana al río Paraná Guazú, en el Delta, fueron encontrados los restos de la aeronave.

La jueza Sandra Arroyo Salgado, encargada de la investigación del accidente aéreo, declaró acerca del procedimiento realizado y los pasos a seguir. Además destacó el trabajo que vienen haciendo y desmintió acusaciones que se le hacían a las víctimas.

«Hubo muchos héroes anónimos: la gente de prefectura naval, buzos tácticos, bomberos, muchas personas que están haciendo un trabajo muy importante desde la primera hora hasta la última hora», declaró.

«Es una zona muy hostil, es una zona de pantano donde hay que ir permanentemente asegurando el terreno. Lo que se priorizó es la recuperación de estas tres personas y quisimos hacer formar parte a las familias en este proceso de recuperación», agregó.

La jueza aprovechó la situación para desvincular a las víctimas de «algo mal difundido por los medios» que «hacían dudar a los tripulantes sobre un posible ilícito».

Por último, pidió «tiempo para que nos dejen trabajar, dejen trabajar a los forences» y aseguró que se encargaron de hacer conocer todos los derechos que tienen los familiares de las víctimas para poder seguir los hechos y acompañar la investigación.

«En esta instancia, lo que se estuvo haciendo hasta ahora, y que por la hostilidad del terreno nos llevó todo el día, fue darle prioridad a la recuperación de los cuerpos», finalizó.