Groenlandia no está en venta, pero sí en alquiler

Groenlandia no está en venta, pero sí en alquiler

Hace casi un año, la primera ministra danesa, la socialdemócrata Mette Frederiksen, tachó de “absurda” la oferta de compra del territorio ártico por parte del presidente Donald Trump. Sin embargo, hoy los titulares se confirman. Washington y Nuuk, la capital de la isla danesa semiautónoma, anuncian inversiones por 83 millones de coronas danesas (11 millones de euros), lo que desató la polémica.

Groenlandia tiene el 80% de su territorio cubieto de hielos; por su ubicación estratégica, EEUU, China y Rusia tienen intereses.

“Con esta buena noticia se confirma que nuestro trabajo de consolidar una relación constructiva con EE UU da sus frutos”, dijo el primer ministro groenlandés, Kim Kielsen. El Gobierno socialdemócrata de Dinamarca, en minoría, aplaudió también la inversión de Washington en su territorio del Ártico, en cuyas negociaciones estuvo involucrado desde el otoño pasado.

Pese a que Groenlandia goza de una amplia autonomía —pertenece a Dinamarca, pero no a la Unión Europea (UE)—, Copenhague sigue siendo el único interlocutor válido en cuestiones de Exterior y Defensa. “No es un secreto que hemos trabajado con Groenlandia para asegurar que se beneficie de la presencia de Estados Unidos”, explicó a los medios locales el Canciller danés, Jeppe Kofod, quién intentó rebajar la crispación en Copenhague calificando el acuerdo económico de “completamente natural”.

Los fondos estadounidenses, según el acuerdo, irán destinados a proyectos relacionados con la extracción de materias primas, turismo y educación y serán los groenlandeses, junto con los estadounidenses, los que decidan exactamente cómo y cuándo gastar el dinero. Pero las voces que señalan una doble intención de Trump en un territorio en el que China y Rusia reclaman su parte, no dejan de crecer.

Nada más hacerse público el acuerdo, estalló en portestas la oposición danesa. Los ultraderechistas del Partido del Pueblo Danés (DPP) creen que el pacto es “insultante”, según declaró el diputado Soren Espersen al diario Altinget. Los socialistas, también, creen que el acuerdo es “extremadamente provocativo” y que lo único que persigue es crispar las relaciones entre Copenhague y Nuuk.

Groenlandia, cuya economía se basa en la pesca, recibe al año 576 millones de euros de Copenhague, dos tercios de sus finanzas. Con el pacto con EEUU, algunos diputados daneses vaticinan que Groenlandia se irá alejando de Copenhague para alinearse con sus nuevos socios. “Tenemos que aclarar si ellos pagan ahora y nosotros estamos en deuda mañana”, dijo la diputada groenlandesa en Copenhague Aaja Chemnitz Larsen. Muchos en el Folketing (el parlamento danés) opinan que nadie da un cheque en blanco y que Washington impondrá sus condiciones. Un alto funcionario de la Casa Blanca citado por Financial Times aseguró que EEUU ya no planea comprar Groenlandia.

Tras aquella crisis diplomática desatada el pasado verano entre ambos socios de la OTAN, en la que Trump canceló una visita oficial a Copenhague, Washington inició una serie de discretos movimientos para seducir a Groenlandia. Mandó a una delegación al territorio helado —el 80% de su superficie está cubierta de hielo— para proponer inversiones en infraestructura. Y final o inicialmente, en noviembre pasado, Nuuk abrió por primera vez desde los años cincuenta a un consulado de EEUU.

El País, España