Gobierno y productoras de gas empiezan a acordar el valor del gas

Gobierno y productoras de gas empiezan a acordar el valor del gas

El Gobierno nacional y las productoras de gas empiezan a acordar cuál sería el valor del gas para el mercado interno, con el objetivo de que la previsibilidad asegure abastecimiento interno, sin recurrir a la importación, se repaguen las inversiones que necesitan las aperturas de nuevos pozos para mantener reservas y todos «los demás» que incluyen el negocio, como ejemplo: el empleo, la rentabilidad, los impuestos, las regalías, entre otros.

El precio del que todos hablan o tienen en mente es de US$3 el Millón de BTU (M de BTU), o tal vez un poco más, como pretenden los productores. Un precio que acompañe el costo del gas que se importa durante el periodo invernal. Todos estarían entendiendo que no se puede fijar un precio superior a lo que se importa, como sucedió en el Gobierno anterior.

El número salió de la reunión que mantuvieron en el Ministerio de la Producción, su titular, Matías Kulfas, el subsecretario de Combustibles, Juan José Carbajales, y el interventor del Enargas, Federico Bernal, con el sector de la producción, cuya voz cantante fueron algunos directivos de YPF, que junto a PAE son las dos empresas que abastecen con los mayores volúmenes de gas natural al mercado.

Lo que si se entiende es que el precio debe servir para que rentabilicen e inviertan las productoras, por el lado de la oferta. En el caso de la demanda, el objetivo es que tengan un precio competitivo la industria y los hogares puedan calefaccionarse a precio lógico (sin que les pese la dolarización). Otro dato que no escapa al nuevo precio es que el Estado no quiere ni puede erogar sus pocos dólares que tiene para importar producto desde terceros mercados.

Lo que juega a favor del entendimiento es que el Gobierno pretende que sea YPF la que lidere inversiones y producción, en un rubro, que a diferencia del petróleo, tiene en el país una demanda estable, como lo es el consumo para generación eléctrica y en los hogares, que representan ambos sectores casi el 60% del total demandado. En el caso de la industria, la demanda oscilará de acuerdo a cómo se recupere de la fenomenal caída que tuvo a partir de la pandemia del COVID-19, y que desembocó en el aislamiento social y el freno en la producción y el consumo.

Lo que se observa en ésta jugada es que la Administración Fernández pretende darle a YPF un liderazgo similar al que tuvo Miguel Galuccio en su momento, y lejos del desdibujado rol que le otorgó durante cuatro años el macrismo (reflejado en sus números y en la consideración de los planes gubernamentales).

También ese precio «ideal», y lejos de los US$2 dólares que pretendían algunos funcionarios, es el que necesita YPF para hacer caja. Pues, al igual que el resto de las petroleras, hoy tiene que planificar e invertir con un 50% menos de flujo de caja, y sin financiamiento a la vista en función de la merma en la demanda. El precio pretendido, según el objetivo de todos, es que las ventas sostengan las inversiones.

Otro de los puntos que juegan a favor del entendimiento es que una parte del gas natural que se inyecta en la cañería se lo denomina «gas asociado». Este fluido es el que sale cuando las productoras extraen petróleo y surge «asociado» al crudo. Ese gas tiene otro costo, y puede tener otro precio. Lo ideal entonces es hacer un mix entre un «gas asociado» y el «gas seco».

Otro de los puntos que no se sabe cómo se saldará, es que el último precio que fijó para los hogares el gobierno de Macri fue de US$4,75 el M de BTU, que se paga con un dólar pesificado a $41 desde mediados del año pasado. La deuda que se generó por la diferencia de cotización cambiaria es un tema pendiente a resolver. También otro ítem a encontrarle respuesta es sí se abonará un precio diferencial en los meses pico del invierno o no.

La pandemia y el sesgo que tiene el actual Gobierno Nacional pone de relieve nuevamente al Estado como el eje que equilibra y alienta inversiones, y que todo hace parecer que tendrá lógicas y fines similares a los de años anteriores. La diferencia es que ahora el fin esté puesto en que los consumidores no abonen más de lo que corresponde. Todo esto en un marco de precios bajos y consumos que en algunos rubros verdaderamente se desplomaron.

Fuente: BAE