Ferro: "Que hayan soltado tan rápido a Boudou demuestra que hay impunidad"

El actor también se escandaliza por el affaire del ministro Triaca y reniega de la grieta, de la que se autoexcluye. Admite que con el kirchnerismo los proyectos de TV que prosperaban con subvención del Estado «salían por amiguismo», al margen de su calidad artística. Agradece hoy tener trabajo aunque reconoce la crisis de la ficción nacional.

Llega al teatro con un libro en la mano, hace un gesto de bienvenida y se refugia en el hall del teatro Metropolitan en busca de aire fresco porque la calle está que arde. Impacta la enorme marquesina de Los vecinos de arriba, comedia protagonizada por Florencia Peña y Diego Peretti, donde Rafael Ferro y Julieta Vallina son justamente esos vecinos que, si bien viven en el mismo edificio, practican un estilo de pareja completamente opuesto. «Los que tienen el conflicto y atraviesan una crisis son los vecinos de abajo y mi personaje es un tipo que lo pasa bomba, se siente libre, es medio infantil, se ríe todo el tiempo, todo fluye en él», comenta el actor, quien en la vida real tiene cuatro hijos de tres matrimonios distintos (de 19, 15, 10 y 3 años), y su logística familiar consiste en «deambular por Saavedra, Cohglan, Nuñez hasta llegar a mi casa en Martínez».
Ferro participó en varios programas de TV, como Ciega a Citas, donde fue galán y antihéroe, Resistiré, Lalola y Educando a Nina, y cerró el 2017 con todo. «Fue un año explosivo ya que haber estado en Las Estrellas fue una pegada, nos fue re bien de ráting» cuenta acerca de la ficción más vista del prime time de Canal 13.
– ¿Cómo te impacta el recorte presupuestario y los pocos contenidos de ficción?
– Yo, debo reconocer que soy un privilegiado y estoy agradecido. Soy el primero en no entender que me convoquen con tanta frecuencia para laburar. Trato de observarme si me pongo quejoso cuando veo a alguien que barre una calle o el que sale de hacer varias horas de guardia en un hospital. A veces me quejo de lleno y trato de no victimizarme. Me han tocado períodos con mis hijos más chicos donde mermó el laburo y estuve varios meses en pausa. Al poco tiempo retomaba pero arrancaba el año con deudas. Empecé la profesión de actor de grande y trabajé de muchas otras cosas, si me quedo sin laburo sé que me las voy a rebuscar. Pero sé que se ha recortado el presupuesto y no abunda el trabajo en la tele.

– ¿Cómo administrás tus cuentas?
– Soy un desastre, además con cuatro hijos de tres madres distintas, tengo que tener una base, pero la piloteo, hago lo que puedo. Soy cero a la hora de ahorrar, vivo solo, no estoy en pareja ahora y gasto en restaurantes y en lo que necesito. Reconozco que muchas veces gasto de más.
– ¿Cómo ves el área de Cultura de la ciudad de Buenos Aires?
– Tendría que ser mejor observador para darte una respuesta inteligente. En Europa, por ejemplo, la cultura tiene una subvención mucho más fuerte, los teatros del Estado están más cuidados, acá es todo más difícil, fíjate lo que pasa con el cine, por citar un ejemplo. Con el gobierno anterior, habían impulsado más los unitarios, el INCAA TV , pero también no terminaba de ser transparente, porque cuando estabas ahí te dabas cuenta de que todos los proyectos que salían eran por contactos… Fuera de eso, resalto la cantidad de propuestas extraordinarias que hay en el teatro alternativo y en la cartelera comercial que la temporada pasada no reflejaba la realidad de un país que se estaba acomodando.
– ¿En qué lugar te parás frente a la grieta?
– No estuve a favor de los anteriores y tampoco de los que gobiernan hoy. Con el kirchnerismo, yo presenté proyectos para miniseries de tele con otros actores y no salieron. Pero después salían otros proyectos muy pobres y era porque el productor tenía ciertos amiguismos. El mismo verso de siempre y en el medio la guita. De la grieta me jode esto de marcar si sos cheto o grasa.
– ¿Cómo te llevás con el uso de las redes sociales?
– La esclavitud con las redes me perturba, eso me genera una escala de valores errónea, tenés que ser de una u otra manera bello, espléndido… es tan frívolo como falso. No tengo Twitter, me impacta el vacío intelectual y espiritual en el que estamos inmersos. Trato de sumergirme en los libros porque sino me chupa el Instagram y, el laburo lo exige y a veces me agobia.
– ¿Qué opinás de la avanzada judicial contra ex funcionarios sospechados de corrupción?
– Me pareció insólito que lo hayan soltado tan rápido a Amado Boudou, el mensaje es tremendo. ¿Con qué excusa? Eso te demuestra una impunidad que te hace pensar que es poco serio, los que gobiernan hoy no lo tendrían que permitir. Lo de los audios de Triaca es como mucho, la verdad que no compro ni una cosa ni la otra. En cuanto a la Justicia, pienso que debe haber tanto arreglo, está todo tan manipulado que no confío en nada, como tampoco confío en la editorial que puede mandar el diario que tira mierda todo el tiempo contra este gobierno, ni el que tiraba mierda contra el anterior. Está todo muy filtrado a favor de una cosa o de la otra.
– ¿Qué futuro le augurás a la Argentina?
– Me cuesta pensar en un futuro esperanzador, pareciera que tenemos el karma de que nunca vamos a despegar. Pienso en lo que me gustaría para mis hijos, poder acompañarlos en su realización personal, que puedan concretar lo que elijan o sueñen hacer. No imaginar que te podés llegar a morir de hambre. No es fácil encontrar tu vocación, ni tener claro para qué estás en este mundo, más el consumo descomunal que hay hoy en día. Ojalá todo se revierta.

En su salsa

Acaba de reestrenar la obra Los vecinos de arriba, de Cesc Gay en el Teatro Metropolitan, que Rafael Ferro integra junto a un elenco de notables: «El año pasado metimos cerca de 200 funciones en ocho meses y si este año nos va igual, sería un golazo», expresa el actor, sobre la obra que dirige Javier Daulte. «Él nos la hizo fácil por el timing que tiene, los chistes que mete que, en su gran mayoría, no están en el texto».
A Ferro le tocó en suerte ponerse en la piel de Salvador, un tipo que «dice lo que piensa, que se mueve con libertad por la vida. Es muy difícil encontrar a alguien que lo esté pasando bien de verdad en la vida, ¿no?», concluye el actor, y corre a meterse en los camarines porque en breve arranca la función.