Bolivia. El Gobierno mantuvo horas de silencio y luego pidió «diálogo»

Bolivia. El Gobierno mantuvo horas de silencio y luego pidió «diálogo»

Luego de una tarde cargada de versiones, incluido el eventual asilo de Evo Morales en Buenos Aires, el Gobierno argentino mantuvo hasta entrada la noche del domingo el silencio sobre la renuncia del presidente boliviano. El canciller Jorge Faurie negó que Mauricio Macri le hubiera ofrecido refugio y habló de “cursos de acción” compartidos con Alberto Fernández para los próximos días. Y ya pasadas las 21, en un comunicado, el ministerio de Relaciones Exteriores se limitó a pedir “paz y diálogo” por vías institucionales. La Casa Rosada había evitado reconocer el triunfo de Morales en la primera vuelta.

Todavía en campaña, antes de las generales Macri se expresó a favor del opositor Carlos Mesa. “Que se escuche hasta en Bolivia que sí, se puede. Que se tienen que respetar las libertades”, apuntó el presidente argentino en un acto en Jujuy, unos días después de las elecciones y las disputas sobre si la ventaja de Morales alcanzaba para evitar el balotaje. Con Estados Unidos y Colombia, el Gobierno había pedido que se investigaran las denuncias de irregularidades y luego apoyó la auditoría de la OEA.

Confirmada la renuncia este domingo, transcurrieron horas sin un pronunciamiento oficial. “No nos vamos a precipitar, ni la oposición boliviana habló”, justificaban en Cancillería. Más tarde la posibilidad de sentar posición en línea con Alberto F. funcionó como otro argumento del silencio. “Lo estamos analizando, no hay que apurarse”, postergaron las definiciones en Jefatura de Gabinete.

Al final Cancillería difundió un comunicado, en el que apoyó el llamado a elecciones como “el mejor camino” para superar la crisis: “El Gobierno argentino hace un llamado a todos los actores políticos y sociales bolivianos para preservar la paz social y el diálogo, enfatizando importancia de encaminar este periodo de transición que se ha abierto por las vías institucionales que establece la Constitución de ese país”.

El contraste resultó evidente con los dirigentes del Frente de Todos, que condenaron la salida de Morales y no dudaron en considerarla un golpe de Estado. Primero Felipe Solá -posible canciller a partir del 10 de diciembre- y Agustín Rossi -jefe del bloque de Diputados nacionales-, luego Cristina Kirchner y el propio Alberto F.: “El quiebre institucional en Bolivia es inaceptable”, expresó por Twitter, posición que también había impulsado el Grupo de Puebla.

Clarín