El Contado con liqui y el Bolsa reaccionaron a las medidas de la CVN

El Contado con liqui y el Bolsa reaccionaron  a las medidas de la CVN

Durante las últimas semanas, las distintas versiones del dólar libre han venido aumentando considerablemente. Tras tocar cifras récord, el Gobierno decidió intervenir para recortar las subas. Lo hizo ayer mediante una resolución en la que la Comisión Nacional de Valores (CNV) dispone que los Fondos Comunes de Inversión (FCI) en pesos deberán invertir, al menos, el 75% de su patrimonio en instrumentos financieros y valores negociables emitidos en la Argentina y, exclusivamente, en moneda nacional.

La normativa indicó que el objetivo buscado es calmar el mercado de compra y venta de dólar libre, tanto a través de operaciones con acciones (“contado con liqui”) como de títulos de la deuda pública que cotizan pesos y dólares (dólar “Bolsa” o MEP), que en los últimos días habían escalado de tal manera que la brecha con el dólar mayorista había escalado a 73%, un diferencia que no se veía desde 2014.

La medida mostró su efecto durante la jornada de ayer: el “contado con liqui”, que el martes había cerrado en casi $ 120, descendió más de 8% y cotizó en poco más de $ 109, mientras que la caída del dólar MEP fue de casi 7% para ubicarse en poco menos de $ 109. Por su parte, el dólar blue mantuvo su cotización en la zona de los $ 120, con una variación de $ 2 dependiendo del “arbolito”.

En tanto, el dólar mayorista cerró ayer en $ 66,75 y el minorista, en $ 69, según el Banco Central en base al promedio de las entidades bancarias (así, el dólar “solidario” fue de $ 89,7). De esta manera, la brecha, si bien se mantiene en niveles muy altos, mostró un importante descenso respecto a la jornada anterior y se ubicó en 64%.

Sin embargo, los especialistas prevén que esta estrategia podría funcionar sólo en el corto plazo y que la dinámica de tensión que ha estado presente durante las últimas semanas podría retornar en poco tiempo. Incluso, algunas fuentes del mercado estiman que el efecto de esta normativa no durará más de una semana.

“Con riesgo de default, expectativa de más emisión monetaria para financiar el déficit fiscal, tasas en pesos en descenso y sin incentivo a exportar, la presión en la brecha y en las reservas del Banco Central podría continuar”, indicó Federico Furiase, director del Estudio EcoGo, en diálogo con El Economista.

No obstante, de acuerdo con el especialista, en este contexto de fuerte recesión, ajuste en los salarios y el dólar oficial por ahora controlado, el traslado de la brecha hacia los precios puede ser limitado. Aunque, advierte, si continúa la presión en la brecha frente a un escenario de default y fuerte emisión monetaria, al Banco Central le va a costar más mediante venta de reservas sostener el tipo de cambio oficial

En tal caso, siguiendo su análisis, ahí los mecanismos de propagación a la inflación se pueden acelerar dado el escaso nivel de reservas netas con el que cuenta la entidad monetaria, la inercia inflacionaria y la actual debilidad en la demanda de dinero. “Lo importante es que la política tiene herramientas para evitar un escenario de riesgo de este tipo si evita un hard default y si trabaja ahora en un programa para retirar el excedente de pesos el día después”, agregó.

Detrás de las fuertes subas en las cotizaciones del dólar libre que se han venido registrando durante las última semanas se encuentra, básicamente, la fuerte emisión monetaria que está llevando adelante el Banco Central desde hace más de cuatro meses y que se intensificó significativamente a partir marzo, más la amenaza creciente de que el país caiga en default.

La emisión de pesos actual está avanzando a gran escala y es la más alta de los últimos 16 años. De acuerdo con un reporte de GMA Capital, desde principios de marzo hasta mediados de abril la base monetaria creció casi $ 710.000 millones (+41%). Con esta expansión, el stock total de la base llegó a superar los $ 2,4 billones y alcanzó el 86% como porcentaje de reservas internacionales. A la vez, este nivel de monetización contrasta con la baja demanda de dinero.

Fuente: El Economista