El Congreso frenó casi todos los proyectos de ley que pidió Macri

(Clarín, por Marcelo Helfgot) – De las 27 leyes que recibieron sanción definitiva antes del receso invernal -hasta agosto sólo habría debate de comisión por el caso De Vido-, una de cada tres fue solicitada por el Gobierno: nueve en total. Pero ocho de ellas fueron meras ratificaciones de convenios internacionales.
En cambio, quedaron atrapadas en los cajones -o en debates enmarañados- dos docenas de iniciativas enviadas por el Presidente. Entre ellas figuran las leyes contra la corrupción empresaria, de mercado de capitales, de compre nacional, de gestión de intereses (lobby), de libertad religiosa, de evaluación educativa, de reforma electoral (voto electrónico), de transferencia de la Justicia a la Ciudad y la más reciente, de ampliación de la tarjeta Argenta para beneficiarios de planes sociales, que saldrá por decreto.
Otro lote quedó en escritorios de la Casa Rosada, a la espera de mejores vientos que suponen soplarán pasado el fervor electoral. Para ello, no sólo será necesario que el oficialismo consiga una buena performance en las PASO y -sobre todo- en las generales, para sumar legisladores, sino que tendrá que aceitar los mecanismos de negociación.
Está a la vista que sus interlocutores de la oposición – el PJ dialoguista en el Senado y el massismo en la Cámara baja resultan clave- ya no muestran la predisposición al apoyo de proyectos de peso como los que el Gobierno había logrado imponer a esta altura del año pasado. Entre ellos el pago a los holdouts, la baja del IVA a sectores vulnerables y el blanqueo de capitales para la “reparación histórica” de las jubilaciones.
No es un secreto que Macri reserva propuestas de ambiciosas reformas de los impuestos, la coparticipación federal, el Código Penal y el régimen penal juvenil para la etapa poselectoral. Confía en que mejoren las relaciones de fuerzas en el Congreso. Por más que le resultará imposible alcanzar mayoría propia, estima que tendrá una ventanilla única para acordar las leyes: los gobernadores del PJ alejados de los K. Intentará minimizar el rol de Sergio Massa a quien apodo “ventajita” y por eso necesita que deje de ser árbitro en Diputados.
Entre sesiones intermitentes y comisiones a menudo sin quórum, el pobre balance del cuatrimestre muestra que al menos algunos grupos sociales consiguieron su objetivo a base de presión sobre los legisladores. Así, las leyes más destacadas del período estuvieron vinculadas a temas de seguridad, como la de asistencia a las víctimas de delitos, la de endurecimiento de penas por accidentes de tránsito y de limitaciones a las excarcelaciones.
La siesta parlamentaria se interrumpió en mayo, cuando los bloques reaccionaron al unísono ante un fallo de la Corte que beneficiaba a represores de la dictadura y acordaron prohibir el 2×1 para delitos de lesa humanidad.
También hubo lugar para la innovación, como la legalización del uso medicinal del cannabis. Con todo, el Senado mantiene trabado un proyecto para que se restituyan bienes obtenidos por corrupción que Diputados votó en 2016.
Sin embargo, diputados y senadores se reservaron tiempo para el divertimento y no ahorraron energías en declarar varias capitales nacionales: de la pelota de fútbol (título que recayó en Bell Ville), del juego de pato (Las Heras, provincia de Buenos Aires) y del ajedrez (Potrero de los Funes, San Luis).
Once de las 18 leyes de origen legislativo fueron originadas en proyectos de la Cámara baja (40% del total) y las otras 7 en el Senado (26%). Sin embargo, la Cámara alta estuvo más activa: votó 15 leyes y dio media sanción a 12, en seis sesiones efectivas (sin contar las informativas). Mientras que Diputados aprobó 12 leyes y sólo una media sanción en 4 sesiones. El año pasado habían aprobado 15 leyes en ocho sesiones cada una.