El Central ya le envió $1,17 billones al Gobierno para financiar el plan anticrisis

El Central ya le envió $1,17 billones al Gobierno para financiar el plan anticrisis

El programa de asistencia y de contención social disparó el déficit de las cuentas públicas 

En un mes de fuerte rojo fiscal, el Central le envió otros $100.000 millones al Gobierno para financiar el plan anticrisis. Las transferencias ya equivalen a 4% del PBI. La reactivación se encontrará con una importante restricción presupuestaria.

El BCRA le envió otros $100.000 millones al Tesoro, para financiar el creciente rojo primario. Desde el 19 de marzo, ya van $1,17 billones. Por efecto de la cuarentena y el plan anticrisis, el déficit se disparó, de la mano de los gastos duplicándose en la comparación interanual y de los ingresos con subas nominales inferiores al 20%. Junio y julio continuarán en esa dinámica. Aunque se esperaba normalización hacia agosto, la vuelta atrás en la rigidez del aislamiento estira los tiempos. La gran pregunta es cómo se financiará la recuperación económica.

Los analistas vienen reclamando más datos sobre el plan de salida de la cuarentena, sobre su consistencia fiscal y monetaria. El Gobierno apenas dio unas pocas pistas. Obra pública y salario universal, son algunas de las pautas que mencionaron los funcionarios esta semana. En ese sentido, el ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo: “Estamos preparando el escenario pospandemia. El Estado va a desempeñar un rol vital. Vendrán transformaciones estructurales. La creación de conocimiento, energía, infraestructura y logística serán fundamentales”.

La vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, amplió: “Estamos pensando en una fuerte inversión de obra pública para reactivar. Una obra pública a menor escala, que tiene menos insumos importados y que consume más trabajo».

El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, agregó que en su mente está agregarle a la AUH un salario universal que reemplace a los planes sociales, sin condiciones pero asociado al trabajo. La reciente creación del Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (Renatep) va en esa línea. El asesor de la cartera, Alexandre Roig, estimó que el universo de la economía popular sería de 5 millones de personas, un cuarto de la fuerza laboral total.

La preocupación entre analistas es que, ante la fuerte emisión monetaria que viene encarando el Gobierno, una vez que se reactive la economía, si el gasto continúa creciendo podría tener presiones sobre el tipo de cambio y la inflación. En ese sentido, el economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman dijo: “Obviamente el deficit es un problema y genera tension porque Argentina llega a la crisis ya sin fuentes de financiamiento. Pero creo que, frente a la alternativa de que se desplome la actividad por todos lados, el Gobierno elige el mal menor”.

Y agregó: «Si la emisión se va al dólar paralelo, va a impactar en la inflación. La economía va a caer. Pero sin esos planes de reactivación se va a derrumbr todavía más».

El economista Sergio Chouza afirmó: “Es demasiado ambicioso pensar en un New Deal albertista. El estado no tiene la musculatura suficiente. Sí es un hecho que hay una evaluacion de que es posible que, aunque se liberen las fuerzas productivas, el comercio y el empleo, va a haber cierto retraso en la reactivación, sobre todo del consumo, cierto miedo al gasto. El estado va a empujar mucho a partir de la inversión, la obra pública. Los motores se van a encender con gasto público, no tanto con asistencia directa a personas sino mas orientado a volcar dinero en obras”.

Y agregó: «Es cierto que la restricción presupuestaria está operativa y es amplia. Pero la obra pública de baja escala suele ser relativamente barata. Pavimentación, rutas, las obras de pico y pala, no son tan onerosas. Lo que te mueve la aguja del gasto son las represas, las centrales nucleares, etcétera. Pero las que generan alto grado de eslabonamiento y contagio en términos de creación de puestos de trabajo suelen ser bastante baratas».

Aun así, la gran pregunta es de dónde saldrán los pesos para financiar la reactivación. De las necesidades brutas en moneda local que proyecta la consultora Eco Go para el segundo semestre, por $2,18 billones, el 55% corresponde al financiamiento del rojo primario, es decir $1,2 billones. El resto serán exigencias de emisión por el lado de canal cambiario, de pagos de vencimientos en pesos y de intereses de los pasivos no remuneros del Central. Una buena: en lo que va de julio, la recomposición de la curva de pesos, con buenas salidas vía emisiones de Letras del Tesoro, dejó un margen de $32.000 millones, luego de cubrir los vencimientos.

Entre el 19 de marzo y el 1 de abril, primeros días de la cuarentena obligatoria, el BCRA le envió $130.000 millones al Tesoro. En abril, entre adelantos transitorios y transferencias de utilidades, fueron $310.000 millones. En mayo, hasta el anteúltimo día del mes, fueron $290.000 millones. Y, entre el último día de mayo y junio, sumaron $340.000 millones. En lo que va de junio se emitieron unos $100.000 millones. Se trata de un mes para el que Eco Go espera una dinámica similar a la de abril, con los ingresos creciendo en torno al 10% nominal interanual (los tributarios treparon 15%), es decir una caída real superior al 20%.

Hasta acá, en marzo el rojo primario fue de $124.728 millones, en abril de $228.822 millones y en mayo de $251.287 millones. Una dinámica que crece mes a mes. El congelamiento de tarifas; el Alimentar; el IFE y el ATP, que implicó tanto resignar ingresos tributarios como incrementar gastos vía salario complementario; y las transferencias a las provincias, son algunas de las claves.

La directora de Eco Go, Marina Dal Poggetto, dijo recientemente: “Para que se revierta, lo que requerimos es que la dinámica de recursos y del gasto vayan exactamente al revés el año que viene. Que cuando contrastemos con este año veamos que la recaudacion se normalizó y viceversa: que el nivel de gasto casi no crezca. Esto implica que el ATP, el IFE y el programa alimentario tiendan a normalizarse”.

Un informe reciente del Grupo SBS afirmó que, aunque el gasto continuará firme en la pospandemia, los ingresos darán cierta tregua: “La foto de la posición fiscal es compleja, pero lo más importante es imaginar cómo seguirá la película. En este sentido, los ingresos tributarios se recuperarían con el rebote de la actividad, ayudando a reforzar los recursos y recortar las transferencias a las provincias”.

El director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), Andrés Asiaín, planteó una salida al problema del financiamiento del Tesoro y la reactivación: utilizar el exceso de liquidez del sistema financiero interno, reorientándolo desde la especulación hacia el desarrollo socioproductivo. Es decir, crear fideicomisos, con la exigencia a los bancos de participar en ellos con una parte del dinero que tienen encajado en Leliq.

Fuente: BAE