El Banco Galicia proyecta una tasa de inflación de 25% para 2019

El Banco Galicia proyecta una tasa de inflación de 25% para 2019

Hernán García, Economista Jefe del Banco Galicia, asegura que el 2019 comenzará con una inercia negativa de arrastre del 2018,  «seguirá afectando negativamente la actividad económica por lo menos durante los primeros meses de 2019. No obstante, las perspectivas de una buena cosecha gruesa apuntalarán el segundo trimestre, mientras que la expectativa de una moderación de la inflación y una reducción de las tasas de interés podrían dar lugar a un rebote económico a partir de la segunda mitad del año que viene»; en una entrevista que publica El Economista, este lunes.

Al ser consultado acerca del índice de inflación, García observa que la inflación «viene acelerándose por tres motivos distintos. En primer lugar, tenemos el impacto directo de la suba de tarifas sobre los precios regulados. Estos ajustes responden al atraso después de años de congelamiento de las tarifas de servicios públicos, y son necesarios para que se lleven a cabo inversiones en estos sectores y libere capacidad de crecimiento en el futuro. Por otro lado, el efecto pass-through del tipo de cambio, que es el traslado a precios de la devaluación. El período comprendido entre abril y agosto, particularmente, mostró saltos bruscos del tipo de cambio, que se tradujeron en una aceleración de los incrementos de precios. Sin embargo, estos dos aspectos (tarifas y devaluación) impactan directamente sobre precios relativos de bienes y servicios, y se traducen en inflación (incremento de todos los bienes de la economía) en función del grado en que la política monetaria convalida este fenómeno. Para 2019 creemos que la regla monetaria implementada recientemente constituye un ancla nominal fuerte que permitirá volver a tasas de inflación sensiblemente menores. Por otra parte, la fuerte depreciación de la moneda de 2018 deja margen para tener mayor estabilidad cambiaria el año próximo, colaborando en anclar expectativas de inflación. Es esperable también cierta recomposición de los salarios en términos reales. Con todo, esperamos una inflación que a diciembre podría ubicarse en torno a 25% anual.»

Y continúa, «la cuenta corriente venía mostrando un claro deterioro hasta la primera mitad de este año, producto principalmente del fuerte atraso cambiario acumulado entre 2016 y 2017. Por un lado, la apreciación del peso llevó en estos años a que se intensificara el rojo de la balanza de servicios, principalmente por la salida de turistas al exterior, a la par que la emisión de deuda en el exterior dio lugar a mayores erogaciones de cuenta corriente por pago de intereses. Además, el crecimiento de la economía y de la inversión llevó a mayores importaciones, mientras que las exportaciones se vieron comprometidas por la sequía. El segundo semestre de 2018 ya muestra un cambio notable en la tendencia de la cuenta corriente, que se terminará de consolidar en 2019. La suba del tipo de cambio ya empieza a desincentivar la salida de dólares por turismo, moderando el rojo de la balanza de servicios, a la par que la recesión económica está afectando negativamente las importaciones, lo cual quita presión a la balanza comercial. A ello se le sumará una buena cosecha el año próximo, que apuntalará las exportaciones de bienes. En definitiva, de un déficit de cuenta corriente rondando los 5,5% puntos del PIB a mediados de este año prevemos que pasaremos a un rojo de alrededor de 3% a fines del 2019.»

Respecto del dólar el economista Jefe del banco Galicia estima que aun falta ver la dinámica que le imprimirá el BCRA al esquema de bandas móviles en 2019, «pero creemos que intentará coordinar expectativas a la baja, en línea con la inflación buscada por las autoridades monetarias. Nuestro escenario asume un esquema con bandas moviéndose 20% a fines del año próximo, con un ritmo decreciente trimestralmente. Esto permitiría mantener cierta estabilidad en tipo de cambio real, siempre que la inflación en dólares de nuestros socios comerciales se mantenga levemente positiva.»

Respecto de la «exigente» meta fiscal para 2019, más aun en un año electoral, García estimó que»el Gobierno es consciente de que el no cumplimiento de la meta tendría consecuencias mucho más profundas sobre nuestra economía. Por otra parte, respecto de la factibilidad, vale la pena mencionar que el esfuerzo adicional respecto de la meta anterior (-1,3% del PIB), podría ser financiado casi exclusivamente por el nuevo impuesto a las exportaciones y que sumarían en torno a 1,1% del PIB. El objetivo estructural de reducir la presión impositiva sobre el sector privado y mantener el equilibrio fiscal sigue siendo un desafío que deberá resolver quien asuma en 2019.»

El Economista