Diferentes modelos para la adopción de pagos móviles

Diferentes modelos para la adopción de pagos móviles

Cada principio de mes, miles de personas se agolpan en los cajeros automáticos para retirar sus haberes, jubilaciones y asignaciones sociales, para luego manejarse día a día en efectivo el resto del mes. Este comportamiento, definitivamente incómodo e inseguro, está en el ADN de los argentinos y es también el combustible que alimenta en gran medida la economía informal.

La industria fintech viene creciendo sostenidamente desde hace años a nivel global y encontró, en la pandemia y en las medidas preventivas de aislamiento, un catalizador que aceleró de manera exponencial la adopción de herramientas financieras digitales por parte de los usuarios en todo el mundo.

Pero el fenómeno de los pagos digitales viene desde mucho antes. El caso China y los pagos con QR son un gran ejemplo del potencial que tiene un cambio cultural en esa dirección. Allí, dos gigantes como Tencent (WeChat) y Alibaba/Ant Group (Alipay) introdujeron los códigos QR hace unos pocos años como parte de su plataforma de servicios y hoy cerca del 80% de los usuarios de telefonía móvil lo utiliza de manera habitual para efectuar sus compras cotidianas.

Masiva adopción de QR

Que casi todo el mundo tenga un smartphone y que sea tan fácil y práctico son los principales factores que sustentan la masiva adopción de los QR en China, al punto que ha dejado muy poco espacio, tanto para el efectivo como para tarjetas de crédito y débito.

Estados Unidos es un caso bien diferente, principalmente porque tiene un mercado bancario maduro, en el que las tarjetas de crédito tienen desde hace muchos años una muy alta penetración. Cerca del 70% de la población tiene una tarjeta de crédito y, en promedio, cada estadounidense tiene 2,7 tarjetas.

Actualmente las tarjetas de crédito y débito, los medios de pago digitales tradicionales, representan casi el 70% de las transacciones en EE.UU. mientras que el efectivo y las billeteras digitales el 12% y 10%, respectivamente. Las billeteras digitales son muy populares entre millennials y centennials, más propensos a la adopción temprana de nuevas tecnologías. Muchos de ellos inician su relación con el mundo financiero a través de Google o Apple Pay, marcas con las que están muy familiarizados.

Mucho más cerca, Brasil es, culturalmente y por características de mercado, bastante más parecido a nuestro país. Hace unos meses el Banco Central lanzó el sistema de pagos instantáneos PIX, que permite transferencias inmediatas entre particulares y empresas. A poco de su debut, con más de 75 millones de usuarios registrados, hoy ya representa el 80% de las transferencias. En comparación, el hecho de que PIX sea en tiempo real, fácil de usar, unívocamente identificable y gratuito, lo hace muy atractivo para los individuos y fomenta la inclusión financiera.

Las transacciones son entre individuos

Hasta el momento la gran mayoría de las transacciones son entre individuos, un segmento que se espera crecerá exponencialmente a partir de la reciente aprobación que logró WhatsApp para operar en Brasil con su aplicación de pagos a través de la plataforma de PIX.

¿Estamos muy lejos en Argentina de la revolución de los pagos digitales? La respuesta corta es “ni”. Por un lado hemos tenido un gran avance con la implementación de la plataforma de “Transferencias 3.0” impulsada por el BCRA, que establece una interfaz única para que los pagos y transferencias sean interoperables entre los diferentes sistemas y plataformas. Por el otro, esa implementación no logra aún quebrar la inercia y que todas las plataformas de cobro y pago con QR sean realmente interoperables.

A la espera de que eso suceda, como condición necesaria para que se produzca un impacto realmente masivo, la Argentina necesita políticas públicas integrales y consistentes que incentiven el uso y adopción de medios de pago digitales y penalicen el uso de efectivo.

La crisis sanitaria impulsó una aceleración adicional al uso de billeteras digitales y está comenzando a darse un cambio cultural que llegó para quedarse. Esa es una ventana de oportunidad única que tenemos como país para desterrar el uso del efectivo, que se vuelca cada mes desde los cajeros automáticos.

Fuente: Clarín