De manera inesperada, una decisión anunciada por Uruguay agrega un foco de tensión en el frente externo

De manera inesperada, una decisión anunciada por Uruguay agrega un foco de tensión en el frente externo

El frente externo acaba de sumar otro ingrediente conflictivo, esta vez por una decisión de Uruguay. El tema de las relaciones exteriores aparece en segundo plano por la campaña, a pesar de su bajo vuelo, pero ha crecido en los últimos días. En este caso, por la decisión uruguaya de avanzar en un acuerdo comercial con China.

La noticia trascendió públicamente porque el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, decidió convocar a dirigentes de todos los partidos políticos de su país para comunicar los avances en las tratativas con Beijing. Después, en un comunicado, destacó la “vocación aperturista” de su gestión.

Fuentes del gobierno argentino y posteriormente el propio presidente uruguayo subrayaron que el canciller Felipe Solá había sido puesto en conocimiento del tema por una comunicación directa de su colega Farncisco Bustillo.

La decisión uruguaya, cuyos alcances efectivos no trascendieron, repone una cuestión conflictiva hacia el interior del Mercosur. La idea de flexibilizar sus normas ya había generado contrapuntos entre los presidentes. Brasil y Paraguay apuntan en la misma dirección de apertura y el gobierno argentino pone freno para buscar algún punto de coincidencia.

El momento más áspero se produjo en marzo, durante un encuentro virtual de presidentes. Allí, Alberto Fernández tuvo un contrapunto con Lacalle Pou. En julio, se replanteó la discusión. Y luego hubo contactos para mejorar el clima. La cita de los dos presidentes en Olivos distendió la relación y en paralelo quedó el compromiso de mantenerse informados sobre cualquier avance en materia de acuerdos bilaterales de cada país.

Eso fue lo que destacó Lacalle Pou. Fuentes de la Cancillería confirmaron el contacto, pero dijeron que no contaban con precisiones sobre el nivel de avance en las negociaciones encaradas por el gobierno uruguayo.

No es el único tema que alteró la agenda externa. En los últimos días, se registró un roce con el gobierno de Sebastián Piñera, que decidió considerar como propios de Chile unos 5.000 kilómetros cuadrados de plataforma continental al sur de Tierra del Fuego.

El gobierno argentino ya remitió una nota formal de protesta. Apuntó contra la “vocación expansiva” de Chile y dijo que esa decisión viola tratados previos.