Crítica: Audi Q2 1.4 TFSi S-Tronic Sport

Con la Q2, Audi ya ofrece cuatro modelos diferentes de SUVs en el mercado argentino. Esta nueva incorporación se posiciona en el Segmento B (chico) por debajo de las Q3(Segmento C, compacto), Q5 (Segmento D, mediano) y Q7 (Segmento E, grande). Pronto habrá más: la marca de los Anillos ya confirmó el lanzamiento de la inédita Q8(Segmento F, limousine).
Pero volvamos a la Q2. Es apenas más chica que una Honda HR-V, pero –al posicionarse en el segmento premium- llega con un precio más elevado. Cuesta exactamente el doble que la Ford EcoSport 2.0 Titanium que probamos la semana pasada.
¿Realmente lo vale? Manejamos durante una semana la Q2 1.4 TFSi S-Tronic Sport de 49.500 dólares. La crítica completa se reproduce a continuación.
POR FUERA
En Audi son verdaderos maestros en el posicionamiento de nuevos productos. Como su nombre lo indica, la Q2 es más grande que un A1, pero más chica que una Q3 o unA3 Sportback. Sus medidas exteriores se aproximan mucho a las de un A3 Hatchback, que tiene menos puertas y no se parece en casi nada.
Sobre la misma base de la Plataforma MQB-A (que usan desde el Volkswagen Golfhasta el Audi TT, pasando por los ya mencionados A3 y Q3), Audi creó uno de los diseños más arriesgados del momento.
Bueno, es arriesgado si lo vemos desde el punto de vista de su tradicionalista y conservadora línea de diseño.
La Q2 es una especie de crossover, que combina varias tendencias: tiene más despeje del suelo que un hatchback convencional (15 centímetros), cuenta con plásticos satinados como muchas SUVs (adelante y atrás) y presenta un juego de superficies en el lateral, que la muestra menos convencional que otros Audi. El rasgo de identidad: el Pilar C (parante trasero) en gris oscuro, una especie de guiño al Audi R8 (salvando las distancias, claro).
Si cuesta casi el doble que las SUVs chicas de marcas generalistas, ¿contra quién compite la Q2?
En la Argentina, hay un solo rival directo: el Mini Countryman que se lanzó este año (ver equipamiento y precios). En términos de diseño, son dos modelos con bastante personalidad y que buscan destacarse en el tránsito. Creo que el Countryman lo logra con más éxito que la Q2.
Sin embargo, ya sea porque todavía es una rareza en nuestro tránsito o porque su color amarillo patito es bien estridente, la Q2 llama casi tanto la atención en las calles argentinas como una coupé TT. No es broma.
POR DENTRO
Audi se comprometió hace un par de años a ofrecer la misma calidad en los interiores de todos sus modelos. Y es asombroso: lo está cumpliendo. Salvando las lógicas diferencias de cantidad de espacio y variedad de equipamiento, los materiales y las terminaciones de la Q2 no tienen nada que envidiarles a modelos más costosos de la marca: plásticos, materiales blandos, apliques en aluminio, todos de una excelencia intachable.
La plancha de instrumentos es minimalista. Se destaca el volante de base plana, el tablero completamente digital y la pantalla flotante al centro de la consola… ¡alto ahí!
Acá es necesaria una aclaración, como tenemos que hacer cada vez que probamos un modelo de Audi en la Argentina: esta unidad de prensa contaba con numerosos opcionales.
Tenía llantas de 18 pulgadas (en lugar de 17), techo panorámico, volante de base plana, tablero digital (Virtual Cockpit), cámara de retroceso, sistema Head-Up Display, GPS integrado (MMI Navigation Plus) y Mirror Screen (Audi Smartphone Intarface para Apple Car Play y Android Auto). Todo eso hay que pagarlo aparte de los 49.500 dólares que cuesta esta versión Sport.
La marca no informó los precios de los opcionales, pero estimamos que el paquete completo de accesorios rondaría los 5.000 dólares.
La pantalla multimedia tiene dos defectos importantes. En primer lugar, es fija: no se puede ocultar, como sí ocurre en los Audi A3 y Q3. Además, no es táctil. Hablamos de una tecnología que ofrece hasta la humilde Renault Duster. Por eso, resulta insólito, que cuente con el Smartphone Interface: te obliga a usar las funciones táctiles de tu celular, con una incómoda rueda (aunque hay que admitir que ese joystick tiene múltiples funciones y atajos).
Es decir, la Q2 es un auto con una gran calidad de materiales, pero pobre equipamiento de serie. Y eso que estamos hablando de la versión Sport. La de entrada a gama (llamada Serie, de 44.900 dólares) ni siquiera tiene tapizado en cuero y calza llantas todavía más chicas (16 pulgadas).
La posición de manejo es muy cómoda. El volante y la butaca del conductor tienen múltiples ajustes (todos manuales). Se destaca el amplio rango en el que se puede desplazar el asiento del conductor en altura: te podés sentir tan alto como manejando una pick-up o casi tan bajo como en una coupé.
En el asiento trasero hay espacio cómodo para dos adultos. No sobra lugar para las rodillas ni para la cabeza, pero está ok. El baúl tiene 405 litros de capacidad. Caben más cosas de lo que parecen, sobre todo porque el respaldo trasero se puede rebatir por tercios (incluyendo una parte central para llevar objetos muy largos).
Bajo el piso del baúl hay una mala noticia: otra SUV o crossover con rueda de auxilio de uso temporario. Es finita y, con ella en uso, no se puede circular a más de 80 km/h.
SEGURIDAD
Acá no hay opcionales. Todo viene de serie y tiene lo imprescindible para un auto de este precio: seis airbags, frenos ABS con EBD, anclajes Isofix, asistencia al arranque en pendiente, control de estabilidad y control de tracción.
Sin embargo, hay modelos más económicos que tienen más dispositivos que la Q2 no ofrece: airbag para rodilla del conductor, presión de neumáticos en tiempo real, alerta de punto ciego o alerta de proximidad. No es un error de Audi. Como ya mencionamos en otras críticas de autos premium importados, es una falla de los responsables de la configuración para el mercado local: son argentinos que encargan a las casas matrices modelos con menos equipamiento de seguridad de lo que ofrecen en otros mercados.
Así, varias marcas premium están dejando “a la vanguardia de la tecnología” en seguridad -el lema de Audi- en manos de varias marcas generalistas.
Un ejemplo claro: la Q2 ya fue sometida a las pruebas de choque de EuroNCAP. Obtuvo la calificación máxima de cinco estrellas, con 93% de protección para adultos, 86% para niños y 70% para peatones.
Sin embargo esta calificación es apenas simbólica para el mercado argentino. La unidad probada tenía sistema automático de frenado de emergencia con detección de peatones y vehículos. También contaba con asistente para el mantenimiento de carril. Son dispositivos que no tiene la Q2 que se vende en nuestro país. Otra vez, por culpa de los configuradores argentinos, acá llega poco de ese aclamado “Vorsprung Durch Technik”.
MOTOR y TRANSMISIÓN
En Europa hay versiones nafteras, diesel y hasta se está planeando una SQ2 con casi 300 caballos. Por ahora, la Q2 se vende en la Argentina sólo con una motorización: es la conocida 1.4 TFSi con 150 cv y 250 Nm, que utilizan varios modelos de Audi yVolkswagen en nuestro mercado. Viene de serie con sistema Start&Stop, desconectable.
Se combina sólo con caja automática de seis velocidades, la famosa S-Tronic con doble embrague, modo secuencial, levas al volante y sistema Audi Drive Select para elegir entre cuatro modos de manejo: Efficiency, Comfort, Dynamic e Individual. Son diferentes programas que alteran la respuesta del acelerador y el régimen del cambio de marcha para economizar combustible o proponer un manejo más deportivo.
Las SUVs de Audi le deben su letra inicial al sistema de tracción Quattro. Pero la Q2 se vende en la Argentina sólo con tracción delantera. En otros mercados hay versiones con transmisión integral. Por el momento, no estarán disponibles en nuestro país.
COMPORTAMIENTO
La Q2 es un vehículo muy ágil y cómodo en ciudad. El despeje extra del suelo se agradece: supera con mayor facilidad las cunetas, lomos de burro y baches que pueblan nuestros trazados urbanos.
Sin embargo, esa es la única ventaja dinámica que tiene la Q2 con respecto a, por ejemplo, un A3 Hatchback o Sportback. Sobre todo en materia de suspensión: la Q2 tiene eje trasero con barra de torsión, mientras que los A3 tienen un más refinado sistema multibrazo.
Eso se nota en la ruta, donde la Q2 no se acerca a los niveles de estabilidad, precisión en la dirección y reacciones ante maniobras bruscas de sus hermanos de marca (y precio similar).
El mayor despeje del suelo se agradece en los caminos en mal estado, pero también repercute en una mayor inclinación de la carrocería. Además, hay una marcada incidencia de los vientos laterales. Y los ruidos aerodinámicos se dejan sentir a partir de los 120 km/h.
No es Quattro, pero es un crossover con mayor despeje, así que también la probamos fuera del asfalto. Los neumáticos Michelin Primacy3 215/50R18 no están pensados para salir del pavimento. Su andar es áspero en la tierra y el ripio. Ni intentamos pisar el barro, más aún cuando recordamos que no tiene una rueda de auxilio de verdad.
El motor 1.4 TFSi hace todo bien: empuja con decisión desde abajo, es muy progresivo, silencioso y no vibra nada. Se entiende a la perfección con la caja S-Tronic. Ese trabajo en equipo permite ofrecer prestaciones de buen nivel: acelera de 0 a 100 km/h en 8,7 segundos, alcanza una velocidad máxima de 210 km/h y el consumo promedio es de 7,5 litros cada 100 kilómetros. Nada mal.
Sin embargo, la Q2 vuelve a generar interrogantes cuando se la compara con otro Audi del mismo precio: por 47 mil dólares se consigue un A3 Sportback con la misma caja S-Tronic, pero con el motor 2.0 TFSi de 190 caballos de potencia y 320 Nm de torque. Es una diferencia importante.
CONCLUSIÓN
Entonces, un Audi A3 Sportback 2.0 TFSi S-Tronic tiene más potencia, más torque, una suspensión más refinada, mejor comportamiento dinámico y plazas traseras más amplias que una Q2. Y, en la Argentina, además cuesta 2.500 dólares menos.
Entonces, ¿por qué motivo alguien se compraría una Q2? Son modas. Por primera vez, Audi se animó a abrazar sin prejuicios la tendencia del mercado que indica que hay un público que busca vehículos urbanos, pero con estética aventurera. Eso es lo que ofrece la Q2, con una mecánica aceptable, una excelente calidad de terminación y una lista de opcionales que –como cualquier Audi en la Argentina- obliga a afinar muy bien el lápiz, para no perforar el presupuesto.
Desde el punto de vista puramente racional, el único argumento a favor de la Q2 frente a un A3 Sportback es su mayor despeje del suelo. No es un tema menor, cuando pensamos en las calles de la Argentina.
Sin embargo, desde el punto de vista pasional, habrá quienes se dejen seducir por su diseño un poco más atrevido y menos convencional. Audi se animó, por una vez, a desactivar su fotocopiadora de diseños homogéneos. Esa es, tal vez, la única y gran innovación de la Q2.