Con las refinerías a tope, peligran 20.000 empleos por bajas ventas

Con las refinerías a tope, peligran 20.000 empleos por bajas ventas

La cuarentena congeló el expendio de combustibles y los tanques de almacenamiento están casi sin margen. Precios irrisorios desalientan la exportación

El parate macroeconómico surgido a partir de la cuarentena sigue minando la estabilidad de los principales resortes productivos de la Argentina.

Ya de por sí golpeado por un precio internacional que no ha dejado de desmoronarse en los últimos meses, el sector petrolero navega las aguas oscuras de la pandemia marcado por un freno cada vez más consolidado. Y que mantiene en situación de eventual desaparición a casi 20.000 empleos si la extracción no vuelve rápidamente a su ritmo habitual.

En torno a áreas claves de Gobierno, como la Secretaría de Energía, reconocieron que, sobre todo por efecto de la enorme caída de la venta de naftas, hoy «sobra petróleo». Y que a este ritmo de parálisis habrá compañías que comenzarán a interrumpir la actividad en sus yacimientos en la Patagonia.

«La caída en la demanda está por encima del 80 por ciento, mientras que los productores han hecho los máximos esfuerzos por mantener la actividad sin grandes cambios. Lo que ocurre ahora es que las terminales de almacenamiento están a tope y algo parecido empezó a notarse en las refinerías. Así como se van dando las cosas, habrá yacimientos que se paralizarán por completo», reconoció un técnico del organismo oficial.

La fuente consultada sostuvo que la Secretaria de Energía «sigue en detalle este escenario de exceso de producto» y la situación de cada petrolera en términos de refinamiento. «Exportar petróleo en este momento podría ser una opción, pero no está ayudando en absoluto el valor internacional», añadió. Ocurre que el «sobrante» no es una particularidad únicamente argentina: ocurre a nivel global.

Con todo, las compañías locales reconocen que, calculando retenciones y otros aspectos, la comercialización fronteras hacia afuera apenas les reportaría en términos de facturación como máximo unos 17 dólares por barril. Una suma irrisoria frente a los costos de producción.

Este escenario de excedente es reconocido incluso por actores de la comercialización de combustibles. Así, a la par de que expuso las complicaciones que enfrenta el segmento para sortear la merma en la venta que genera la cuarentena, Gabriel Bornoroni, titular de CECHA, la confederación que integra a los estacioneros, se pronunció a tono con la voz de Energía.

«Claro que hay una cantidad importante acumulada. Después de todo, la venta de combustibles cayó un 90% sólo desde que estamos con la cuarentena por el coronavirus. Es lógico que se empiece a hablar de la situación de los sitios de almacenamiento. Hoy hay más petróleo y naftas que en otros momentos y no se sabe cuándo habrá una reactivación del consumo. Con la pandemia, todo lo que tenemos es incertidumbre», dijo  el directivo.

Parate y preocupación

En el ámbito de las petroleras que no funcionan de forma integrada -esto es, que no poseen toda la cadena de producción, refinamiento y venta, como YPF o Axion-, ya comenzaron a dar indicios de una inmovilidad que podría ganar potencia en una de las principales áreas de extracción de la Argentina.

En esa dirección, ejecutivos de compañías de también proveen a las «grandes» de la comercialización anticiparon que, tal como está planteado el escenario, habrá campos que dejarán de producir en cuencas como la neuquina.

En declaraciones divulgadas esta semana, Alfredo Bonatto, CEO de Petróleos Sudamericanos, sostuvo que entre las opciones que ya barajan los actores de la actividad en esa zona del país «está la posibilidad de restringir o cerrar campos por un exceso de producción de petróleo».

«Podés hacer alguna exportación a precios irrisorios para sacar un poco de stock, pero si no se reactiva la demanda volvés a llenar las terminales. ¿Qué hacés con eso? Es vital el movimiento», dijo.

«En términos económicos no tiene sentido mantener la operatoria incluso a niveles mínimos. Al menos por estos días. A lo sumo se puede mantener una guardia simbólica en algunos yacimientos. La dificultad está en alcanzar un acuerdo con los sindicatos para que asuman que también las empresas pasan también por un mal momento a partir de la pandemia», dijo un ejecutivo consultado.

En los gremios de la actividad por supuesto que hay conocimiento del freno que sufre la demanda de combustibles. Y reconocen, también, que las refinerías ya tienen prácticamente colmadas sus respectivas capacidades para seguir elaborando combustibles a partir del crudo. Los esfuerzos, dado el escenario, están enfocados en blindar los empleos hasta tanto se reactive la demanda.

En ese tren, desde el gremio de Petroleros Privados de Río Negro, Neuquén y La Pampa, su secretario general, Guillermo Pereyra, comentó que la organización busca garantizar la continuidad de 20.000 operarios que hoy ya se encuentran bajo un régimen de suspensiones y permanecen en sus hogares.

«Sabemos que las refinerías están casi colmadas, claro que sí. Hoy estamos en conversaciones tanto con el Ministerio de Trabajo como con las empresas para que nuestros compañeros puedan transitar este momento sin complicaciones. Muchas empresas ya operan con guardias mínimas en los yacimientos pero entendemos que todo se irá normalizando una vez que termine la cuarentena», aseguró.

Pereyra sostuvo que la clave para que no se paralice por completo el sector «es la reactivación de la demanda de combustibles», y que la extensión de la cuarentena complicó «sobre todo a las compañías que les venden a grandes como YPF para el refinamiento de las naftas».

«Las compañías con refinerías y estaciones de servicio dejaron de comprarles crudo al resto de las petroleras que hacen extracción pero no tienen una estructura integrada. Pluspetrol, Chevron, bajaron el ritmo hasta quedarse produciendo a la mínima potencia. Confiamos en que esto se revertirá pronto. Tenemos 20.000 compañeros sólo en nuestro gremio que están esperando la normalización», enfatizó.

Extracción paralizada en pozo

A tono con las preocupaciones de los operarios y la certeza del excedente, la petrolera Roch confirmó el viernes pasado que frenó las actividades de extracción y producción de hidrocarburos que lleva a cabo en la provincia de Tierra del Fuego.

La compañía expuso que llegó a esta decisión afectada por la fuerte caída de la demanda de combustibles que generó la cuarentena obligatoria dispuesta por el Gobierno.

Como bien expuso este medio, las actividades de producción de petróleo crudo ahora detenidas se concentraban en el yacimiento San Martín, que ostentaba un nivel de producción cercano a los 10.000 metros cúbicos mensuales.

En la actividad señalan que San Martín lideraba con comodidad los números de producción petrolera a nivel país. Roch también alegó complicaciones logísticas para canalizar las ventas de crudo derivadas de las medidas adoptadas por el Gobierno para combatir el coronavirus.

Según un comunicado enviado por la compañía a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la produccióndel yacimiento San Martín venía siendo transportada en camiones para luego se vendida a la estatal chilena Empresa Nacional de Petróleo (ENAP). Esto, a través de exportaciones entregadas habitualmente en la terminal de San Gregorio, en la provincia trasandina de Magallanes.

«Recientemente, ENAP anunció la suspensión hasta nuevo aviso de todas las entregas, debido a un brote de COVID-19 en su terminal», explicó Roch en su comunicado.

Si bien al inicio de las complicaciones la empresa analizó como alternativa de evacuación de ese petróleo crudo a la Terminal Cruz del Sur operada por YPF, lo cierto es que dichas instalaciones permanecen cerradas por obras de mantenimiento y reparación.

De ahí que, como consecuencia de la capacidad limitada de almacenamiento de petróleo crudo que posee, Roch terminó por fijar el parate de la producción en el yacimiento San Martín «hasta que dichas restricciones de entrega puedan ser superadas».