Cómo optimizar los retornos ajustados por riesgo, y con volatilidad

Argentina, como cualquier país del conjunto de Economías Emergentes y de Frontera, no es inmune a los vaivenes de los mercados de bonos y acciones de los grandes bloques económicos

Por el equipo de Research de PUENTE

Esto se vio evidenciado en la corrección experimentada en las primeras semanas de febrero tanto en la renta fija en USD así como en la renta variable. En esta línea, el seguimiento de la evolución las expectativas sobre la tasa de interés de la Fed será particularmente más importante este 2018 para los activos argentinos, teniendo en cuenta un contexto global en el cual la volatilidad regresó a exhibir niveles más cercanos al promedio histórico, tras un 2017 con altos retornos y relativa tranquilidad. En pocas palabras este año luce adecuado tener una postura más cautelosa y selectiva a la hora de construir o rebalancear los portafolios, resaltando la eficiencia de optimizar esta visión mediante la diversificación del riesgo que se obtiene a través de los Fondos Comunes de Inversión.
Pasando al contexto interno, la variable más importante a tener en cuenta actualmente es el crecimiento, que si bien viene acelerándose en los últimos años podría verse afectado este 2018 por una menor cosecha de soja, producto de condiciones climáticas adversas. Desde PUENTE, estimamos que el mismo alcance de 2,5% del PBI este año, lo que representa un ajuste desde la previsión anterior del 3,3%. En el mismo sentido, es relevante mencionar que el cambio en las metas de inflación anunciado a finales de 2017 agregó su parte de volatilidad en los activos financieros y el tipo de cambio, ante las dudas sobre la dirección de la política económica, y su convergencia hacia los objetivos planteados.
El alcance de estos objetivos y del equilibrio macroeconómico se encuentra en una disyuntiva a tres bandas, entre acelerar el crecimiento, desacelerar la inflación, y un tipo de cambio que aún se mantiene atrasado. Específicamente, las medidas dirigidas a desacelerar la inflación como la continuidad de las altas tasas de interés, desaceleran el crecimiento y agregan soporte al atraso cambiario. Mientras tanto aquellas dirigidas a acelerar el crecimiento o mejorar la competitividad del tipo de cambio, normalmente tienen un efecto inflacionario. Es por esta razón que para 2018 el foco principal de los inversores estará en la interacción entre estas variables y sus respectivas políticas, donde por el momento pareciera que el mayor reto está en cumplir la meta de inflación del 15% (en contraste con nuestra estimación del 20%), crecer a una tasa mayor al 3%, y adicionalmente en la reducción del déficit fiscal.
Ante este panorama externo e interno, para el conjunto de bonos argentinos en USD luce conveniente tomar un posicionamiento más cauteloso en la parte corta o media de la curva de rendimientos, ya que los retornos esperados en los bonos más largos no parecieran compensar el riesgo duration.
Por el lado de las acciones, las probabilidades de inclusión de Argentina en el índice MSCI de Mercados Emergentes este año es mayor, ya que las reformas orientadas a impulsar el rebalanceo fiscal (lo cual incentivó que el país no fuera incluido anteriormente), fueron parcialmente llevadas a cabo a finales del 2017 de mano de la reforma previsional. Es en parte por esta razón que mantenemos una visión medianamente positiva sobre las acciones, aunque seguimos priorizando la selectividad y la cautela debido a las altas valuaciones e incrementos en la volatilidad. En cuanto a sectores, vemos valor en el largo plazo en petróleo y gas, generación de energía, y en menor medida el bancos.