Cómo la nueva normalidad cambiará al turismo mundial

Cómo la nueva normalidad cambiará al turismo mundial

El colapso del número de visitantes en medio de la pandemia ofrece a las ciudades dependientes del turismo una nueva oportunidad para repensar su modelo de negocio. Las reflexiones de los expertos sobre su futuro

Las ciudades que se han vuelto dependientes del turismo están pagando el precio por tener una economía monocultural y ahora el desafío es diversificar.


Mientras algunos escenarios donde la pandemia emergió primero se activan, el turismo se encuentra en una etapa de urgente necesidad de retomar esquemas previos porque de ello depende, ya no sólo la industria en sí misma, sino la supervivencia que un mundo entrelazado a supuesto para todos.

Luego de un tiempo con la totalidad de la industria de viajes en suspenso y -aunque reiniciándose lentamente- sin horizonte concreto de cómo y cuándo el turismo volverá a la normalidad, una certeza aparece: ya no será el mismo mundo luego de esta pandemia. Y en esto, Brian Chesky, CEO de Airbnb, coincide. Para él, como resultado de la pandemia de coronavirus “el turismo nunca más volverá a ser igual”. “Es el fin del turismo como lo conocemos”, aseveró durante una entrevista con Deirdre Bosa en el canal de noticias estadounidense CNBC.

Hace apenas un año, las paredes en las calles de Barcelona lucían gigantescos graffitis con frases como: “Turistas váyanse a casa”. Ahora que se han ido, la ciudad, junto con otras que dependen en gran medida del comercio turístico, teme un colapso económico y está elaborando planes para atraer a los visitantes.

Las asociaciones comerciales predicen que al menos el 15% de las empresas y uno de cada cuatro restaurantes en el centro de la ciudad de Barcelona cerrarán permanentemente como resultado del coronavirus y las perspectivas son igualmente sombrías en otros destinos turísticos urbanos, con decenas de miles de empleos en riesgo.

Pero la pandemia tiene a los alcaldes de algunas de las ciudades más visitadas del mundo, cantando la misma canción: el colapso de la industria de viajes causado por el virus ofrece una oportunidad única para que las ciudades plagadas de turismo de masas reconsideren su modelo de negocio.

Las asociaciones comerciales predicen que al menos el 15% de las empresas y uno de cada cuatro restaurantes en el centro de la ciudad de Barcelona cerrarán permanentemente.


“El impacto del coronavirus en la industria turística representa un punto de inflexión que plantea diferentes desafíos. Sobrevivir implica principalmente innovar en las propuestas que ofrecen todos los operadores turísticos para responder a las necesidades de los viajeros en esta nueva etapa. La nueva normalidad va a traer consigo nuevos cambios en las formas de abordar el negocio del turismo”, sostuvo consultada por Infobae Paula Cristi, gerente general de Despegar para Argentina y Uruguay.

En diálogo con el diario británico The Guardian, Barbora Hrubá, de la agencia de turismo de Praga Prague City Tourism, dijo que la capital checa busca un “tipo diferente de visitante”. Mientras que Xavier Marcé, concejal de Barcelona responsable de turismo, aseguró: “No quiero más turistas, quiero más visitantes”. “Somos una ciudad en crisis y estamos tratando de hacer algo diferente”, indicó Paola Mar, su contraparte en Venecia.

“Queremos tener una economía de visitantes sostenible que no dañe la habitabilidad de nuestra ciudad”, dijo Heleen Jansen, coordinadora de comunicaciones corporativas de Amsterdam & Partners, una organización sin fines de lucro que asesora a Amsterdam sobre cómo comercializarse.

Sin embargo, las buenas intenciones son una cosa, las propuestas concretas, otra. Según Janet Sanz, teniente de alcalde de Barcelona, las ciudades que se han vuelto dependientes del turismo están pagando el precio por tener una economía monocultural y ahora el desafío es diversificar.


Es más fácil decirlo que hacerlo con la escala del turismo en estas ciudades. Tomemos de ejemplo a las siguientes ciudades europeas: Barcelona, que tiene una población de 1,6 millones, recibió 30 millones de visitantes en 2019; Venecia, 270,000 residentes, 25 millones de visitantes; Amsterdam, con 873,000 habitantes, recibió a 19 millones de turistas.

En Venecia, el turismo de masas en los últimos años se ha visto como una amenaza para la supervivencia de la ciudad, pero ahora el debate se ha centrado en cómo funcionará con menos visitantes. Si bien los turistas han regresado a la ciudad desde que se alivió el bloqueo del coronavirus, la mayoría viaja en automóvil desde Austria, Alemania, Francia y Bélgica, muchos hoteles permanecen cerrados y los que están abiertos solo tienen un 30% de su capacidad.

“Este es un momento de reflexión”, explicó Mar. Si bien la ciudad aún tiene que idear medidas audaces para administrar mejor el turismo en el futuro, se están produciendo algunos cambios más pequeños. “Los propietarios de propiedades que se alquilaron a turistas han firmado un acuerdo con el consejo y las universidades de Venecia para ahora alquilar a estudiantes. Eso es una buena señal”, expuso.

Como en Barcelona, gran parte de la antipatía de los venecianos hacia los turistas se ha centrado en los cruceros gigantes. Pero ninguna ciudad tiene jurisdicción sobre el puerto y cualquier forma de control tendrá que venir del gobierno central. “Ya no vivimos con miedo a que los monstruos se estrellen”, dijo Matteo Secchi, quien dirige el grupo activista, Venessia. “Pero siento por el personal de la terminal de cruceros que ahora está en casa. Estamos en contra de los grandes barcos y siempre hemos dicho que necesitamos una solución, pero los trabajadores deben estar protegidos“.

Con decenas de miles de empleos en juego, el dolor de cabeza para las ciudades esta en repensar el turismo sin causar desempleo masivo. ”Hay personas que piensan que la ciudad es magnífica como es, sin turistas”, advirtió Marcé. “Pero pueden cambiar su punto de vista cuando el estado deja de pagar el 80% de su salario en septiembre y el desempleo sube al 18%”.

Marcé cree que no se trata tanto de números como de distribución. Quiere alentar a los turistas a visitar otras partes de la ciudad y no solo los sitios tradicionales. Esta es una opinión compartida por Amsterdam, aunque reconoce que es difícil disuadir a los visitantes de congregarse en sitios icónicos. Octavi Bono, director general de turismo del gobierno catalán, está de acuerdo. “No queremos más o menos turismo, queremos un mejor turismo con una mejor distribución de turistas por temporada y por ubicación. Continuamos con un plan de marketing acordado“.

En un momento en que muchos residentes se deleitan en las calles, plazas y playas libres de turistas, parece extraño que tanto Amsterdam como Barcelona los exhorten a “redescubrir” la ciudad. Da la impresión de que los ciudadanos abandonaron la ciudad cuando de hecho sienten que han sido expulsados de ella.

“La nueva normalidad va a traer consigo nuevos cambios en las formas de abordar el negocio del turismo. Con el nuevo escenario global que se nos presenta, tenemos la oportunidad de potenciar el viaje interno y regional. Por eso estamos con el foco puesto en fomentar el turismo interno en cada uno de los países y trabajar con las entidades correspondientes para desarrollar destinos particulares y de esta manera acompañar la dinamización de las economías regionales. Vemos que hay una oportunidad de crecimiento en consonancia con los nuevos hábitos de los viajeros que privilegian los destinos cercanos”, añadió Cristi.

Para Josian Chevallier, uno de los fundadores del metabuscador de vuelos y hoteles Viajala, “van a haber cambios coyunturales”. “Habrá una consecuencia económica directa cuando la pandemia pase. Además, muchas rutas que no tengan tanta demanda y rentabilidad van a desaparecer, lo que impacta de manera directa en el precio de las que quedan”, aseveró el experto en diálogo con Infobae.

“Entendemos que pasará un tiempo hasta que se recuperen los niveles de viajes previos al COVID, y que la recuperación se dará de forma desigual en los distintos países, influenciada a su vez por las políticas de cada gobierno”, aseveró en diálogo con Infobae Luiz Cegato, experto de la agencia de reservas de viaje Booking.com.

Y continuó: “Creemos que cuando se liberen las restricciones de viajes, las personas optarán por destinos domésticos, más cercanos a sus hogares. Es importante señalar que los destinos nacionales están más presentes en las listas de los deseos de viajes de los argentinos hechas en nuestra plataforma este año, comparando con el año pasado: en 2020, la proporción de listas de deseos de viajeros argentinos enfocados en destinos nacionales es del 45%. Mientras que en 2019, esta cifra fue del 30%”.

Esto puede incluir localidades menos conocidas, pero que aun presentan buenas atracciones para armar un buen plan de viaje, este tipo de lugares se vuelven protagonistas ya que no se los caracteriza por tener aglomeraciones de personas y exceso de turismo. A fines del 2019, un estudio de Booking.com señaló que un 52% de los viajeros argentinos querían participar en la reducción del turismo excesivo. Asimismo, dentro de las tendencias de viaje que pronosticaron para el 2020 y que se sostienen luego de la conocida situación, es la preferencia de los argentinos sobre la segunda ciudad y que un 54% cambiaría su destino original por otro menos conocido, pero similar, si supieran que así provocarían un menor efecto sobre el medioambiente.

Otro punto ya señalado por este estudio y que tendrá importancia para los próximos meses, es que el acto de viajar a partir de ahora refleja un sentido más calmo y con la necesidad de satisfacer el descanso y la desconexión. A la hora de pensar en lugares más cercanos, mas tranquilos, también se piensa en las economías regionales y es por esto, que el 37% de los argentinos piensa hacer un esfuerzo consciente para elegir un destino no solo por su belleza, sino también para contribuir a la economía de una comunidad local que esté recuperándose de alguna crisis.

Mientras tanto, nadie espera que los viajes se recuperen significativamente este año, por lo que por ahora es cuestión de esperar y ver. “El turismo será completamente diferente”, dijo Marcé. “No todos viajarán como solían hacerlo. Y aquellos que viajan pueden querer hacerlo de una manera más tranquila, tal vez verán menos pero disfrutarán más la experiencia”.

Fuente: Infobae