Christine Lagarde no prevé alcanzar los niveles precrisis hasta al menos finales de 2022

Christine Lagarde no prevé alcanzar los niveles precrisis hasta al menos finales de 2022

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha elevado el tono de sus intervenciones, mostrando su preocupación sobre una recaída de la economía europea. La banquera gala teme que la recuperación se desvanezca y no prevé alcanzar los niveles precrisis hasta al menos finales de 2022, retrasando completa hasta al menos finales de 2022. «Estamos preparados para utilizar todas las herramientas que producirán el resultado más efectivo, eficiente y proporcionado», ha dicho Lagarde, que ha admitido la posibilidad de incluso recortar los tipos de interés, que actualmente se encuentra en el -0,5%.

Hoy Christine Lagarde ha despejado las pocas dudas que había que el BCE volvería a lanzar un nuevo salvavidas a la economía, ante el daño que está provocando la segunda ola de contagios por coronavirus. Ante varios meses en modo contemplativo, para evaluar la crisis económica, la presidenta del banco central ha endurecido su mensaje, en el foro del The Wall Street Journal WSJ’s online CEO Council Summit. «Estamos listos para añadir más estímulos o recortar los tipos de interés en caso necesario», ha afirmado la banquera.

Hoy Christine Lagarde ha despejado las pocas dudas que había que el BCE volvería a lanzar un nuevo salvavidas a la economía

En una entrevista al rotativo previa a su intervención al rotativo estadounidense, se ha mostrado preocupada por la inestabilidad en la recuperación, «está siendo desigual e incompleta», y ha advertido de que se puede desvanecer en medio de la segunda ola infecciones. «Hemos visto una recuperación a fines de la primavera, principios del verano, pero tememos que las medidas de contención que deben tomar las autoridades tengan un impacto en la economía», ha indicado. La desaceleración está siendo más intensa de lo esperado antes de entrar en el otoño y algunos indicadores ya apuntan en septiembre a una contracción en economías como la española o francesa.

Lagarde ha repetido el mensaje oficial que viene repitiendo desde que comenzó la crisis del coronavirus, «estamos preparados para utilizar todas las herramientas que producirán el resultado más efectivo, eficiente y proporcionado». Pero con dos novedades importantes.

La primera ha pronunciado por primera vez que la recuperación no se producirá al menos hasta finales de 2022. Un mensaje que contempla las previsiones oficiales del BCE, pero que hasta ahora, principalmente, las defendía públicamente el economista jefe del BCE, Philip Lane, unos de los partidarios de ser más agresivo en el despliegue de estímulos.

Y la segunda, y no menos importante, ha admitido la posibilidad de que el BCE asuma un nuevo recorte de tipos de interés.

El BCE ha sido de los pocos bancos centrales de no bajar las tasas durante la crisis, en parte porque la tasa de depósito ya se encontraba en el -0,5%. Aunque en ningún momento, la institución los había descartado, tampoco estaba encima de la mesa como un opción viable, ante el daño que infringe a la rentabilidad del sector financiero.

Lagarde ha reconocido que el BCE considera que hay otras herramientas más útiles que recortar tipos, pero remarcó que el BCE considera que una nueva bajada tiene más efectos positivos que negativos para la economía. «Estamos listos para abordar la situación a medida que se desarrolla, y para calibrar y recalibrar lo que debería calibrarse o recalibrarse según sea necesario», ha señalado.

El mercado casi tiene por descontado que el BCE ampliará las compras de deuda antes de finalizar el año. Actualmente, el programa de emergencia, PPEP por sus siglas en inglés, tiene una capacidad de 1,35 billones de euros. Goldman Sachs pronostica que el aumento será de 400.000 millones y el consenso del mercado apunta a un incremento de más de medio billón de euros. La intervención de Lagarde de hoy supone un giro en el guion que mantiene el BCE ante la actual crisis. En la última reunión, el debate en el seno del Consejo de Gobierno giraba sobre si agotar el potencial de compras del PPEP. La discusión casi más se acercaba a un repliegue de las medidas, que extenderlas. Hasta el propio vicepresidente, Luis de Guindos, se ha mostrado reticente a que el banco fuerce la máquina.

«El mayor riesgo es que el apoyo fiscal de los gobiernos se retire demasiado pronto»

El ala más dura del BCE, conocidos como halcones y del que forman parte los países del norte, defienden que el banco central está siendo demasiado pesimista sobre las previsiones económicas. Pero que Lagarde haya admitido como una opción un recorte de tipos, supone un paso más en su propio discurso, por sus implicaciones en el euro. La banquera ha vuelto a repetir que el tipo de cambio no es el objetivo del BCE, pero un recorte en las tasas supondría quitar presión a la divisa comunitaria, que en los últimos meses ha puesto en jaque los planes del banco al rozar los 1,2 dólares e introducir fuerzas deflacionistas.

Lagarde también ha hecho referencia a la necesidad de que los Gobiernos sigan apoyando a la economía con estímulos fiscales. Para la banquera el mayor riesgo es que las medidas se retiren de demasiado pronto, provocando un «efecto acantilado», pero «a diferencia con la crisis financiera tenemos las políticas fiscales y monetarias trabajando de la mano y tratando de apoyarnos mutuamente».

Fuente: El Economista Es