Presión impositiva de Argentina es menor a la de OCDE

Presión impositiva de Argentina es menor a la de OCDE

La presión impositiva de la Argentina, que se ubica en el 30%, está al mismo nivel que la de Estados Unidos y Canadá.

Y es menor a la de Brasil, Uruguay y al promedio de los países miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que está en el 34%.

Así lo precisó un análisis de la Universidad de Avellaneda (Undav).

De acuerdo al relevamiento, Argentina tiene menor presión impositiva que Francia y Dinarmarca, donde es del 46%; que Bélgica, del 45%; y Suecia, del 44%.

También es inferior a la de Italia, del 42%; Holanda, del 39%; Noruega y Alemania, del 38%; Portugal, del 35%; España, del 34%; y Reino Unido, del 33%.

Del mismo modo, está por debajo de la de Brasil y Canadá, del 32%; y Uruguay, del 31%.

Asimismo, similar presión impositiva a la de Argentina tienen Suiza, del 29%; Estados Unidos y Corea, del 27%.

“Suele instalarse que la Argentina cuenta con una carga tributaria general excesivamente alta, pese a que las estadísticas internacionales no van en línea con dicha afirmación”.

Así lo subrayó el informe elaborado por el Observatorio de Políticas Públicas de la Undav.

El reporte abordó también el proyecto de Aporte Extraordinario a las Grandes Fortunas.

Al respecto indicó que “se ha comentado que la suba de este tipo de impuestos progresivos fomentará la desinversión de la economía privada”.

En ese sentido, señaló que “el argumento sería que altos impuestos al patrimonio, reducen la expectativa de rentabilidad de la riqueza”.

“Con lo cual desincentivan al ahorro, la inversión, y, por lo tanto, el crecimiento”, indicó.

Sin embargo aseguró que “otra vez, la evidencia desnuda dicho argumento”.

“Prácticamente no hay relación entre impuestos a la riqueza para países de la OCDE y participación de la inversión corporativa (empresas) sobre el total”, sostuvo.

Y puntualizó que “si la hubiera, se percibe más bien positiva: a más impuestos a los ricos, más inversión de empresas en el país”.

Por lo tanto, concluyó que “no parece que existan verdaderos motivos para preocuparse por un impacto negativo en la inversión a causa de un eventual impuesto a la riqueza”.