Boris Johnson contra Jeremy Hunt, ¿quién pilotará el Brexit?

Boris Johnson contra Jeremy Hunt, ¿quién pilotará el Brexit?

Las Primarias del Partido Conservador dan ventaja al sueño de Johnson de mudarse al Número 10

Boris Johnson

1. Victoria en el bolsillo

El más que probable nuevo primer ministro británico había comenzado la campaña con la victoria en el bolsillo. Él mismo era su peor rival, el único que podría haber detenido contra todo pronóstico el paso firme que lo ha conducido al Número 10 desde que Theresa May anunciase su marcha, derrotada por el yugo del Brexit. Su único cometido era, por tanto, pasar lo más desapercibido posible, lo que llevó a su entorno a reducir su exposición a la mínima obligación que requerían las reglas de la contienda..

2. Devoción

Sus reticencias, sin embargo, demostraron ser infundadas, dada la inquebrantable devoción de unas bases a las que no parece haberles importado ni las consecuencias de su falta de apoyo al embajador británico ante Washington, quien dimitió tras presenciar cómo el previsto próximo premier no lo defendía tras los ataques de Donald Trump; ni su evidente incapacidad de explicar su estrategia comercial ante una salida de la UE sin acuerdo, ni lo que es peor, la patente y absoluta inviabilidad de la misma.

3. Vida personal

Las peculiaridades de una vida personal de la que se ignora hasta el número de hijos (se cree que tiene al menos dos extra-maritales), las sugerencias de que podría suspender el Parlamento más antiguo del mundo para materializar sus deseos, o sus demostrables imprecisiones son consideradas meras extravagancias. Errores que a otros políticos les hubiese costado la carrera son aceptados en Boris Johnson como el precio por favorecer el ascenso de un verso libre en el que la derecha británica ha puesto todas sus esperanzas, eligiendo para ello obviar el inquebrantable peso de la realidad numérica, parlamentaria e institucional.

4. Incertidumbre

Su esperada coronación mañana, cuando se dé a conocer el resultado de la votación entre los más de 160.000 militantes, dará paso a uno de los períodos de mayor incertidumbre en la historia reciente, lo cual, en sí mismo, supone un hito en el Reino Unido post-referéndum. El país que en 2016 había decidido inesperadamente romper una unión política y económica de más de 40 años con su socio comercial de referencia sigue sin haber decidido, tres años después, no solo a qué aspira para la nueva relación, sino cómo pretende resolver el divorcio.

5. Brexit: sí o sí

Lo único que Johnson ha dejado claro durante la campaña es que el Brexit tendrá lugar el 31 de octubre, con o sin acuerdo. El problema es que no ha explicado qué va a hacer si Westminster se lo impide, especialmente después de que, la semana pasada, una rebelión que incluyó a ministros dificultase extremadamente las posibilidades de cerrar el Parlamento para forzar una ruptura no pactada.

6. Su propia trampa

De ahí que el favorito haya caído en su propia trampa, al haber grabado a fuego promesas que podría no lograr materializar. Su extraordinaria ventaja en relación a su oponente le hubiese permitido esquivar las aserciones más tajantes, por lo que algunas de las frases que ha acuñado en las últimas cuatro semanas, como las garantías de Brexit a final de octubre «a vida, o muerte», amenazan con atormentar su tenencia del Número 10.

7. Gabinete leal

Su cometido más urgente será asegurarse un gabinete leal y dispuesto a admitir un divorcio abrupto. Para ello, Johnson apura las últimas horas para cerrar la remodelación de un gobierno que se encamina a una colisión frontal con una Cámara de los Comunes.

Jeremy Hunt

1. ¿El rival más débil?

El ministro de Exteriores supuso el mejor regalo de campaña para Boris Johnson. Sus asesores asumían que sería tan sencillo derrotar a quien hace un año lo había relevado al frente de la Foreign Office que se les atribuye una operación de voto táctico para garantizar que figuraba en el dúo final. Consciente de sus escasas posibilidades, Jeremy Hunt sobrecargó su agenda para maximizar su presencia mediática y, así, mejorar el residual margen con el que partía para dar la batalla por el cetro conservador.

2. Sorpresas y apoyos

Aunque las encuestas nunca le dieron opciones, su evolución sorprendió y, de hecho, recabó importantes apoyos en el grupo parlamentario y, según su entorno, durante la carrera sucesoria constataron que el viento se ponía a su favor, a medida que su exposición pública aumentaba. El gran inconveniente es que la partida estaba perdida desde el principio, por lo que Hunt se lanzó a la desesperada y, en parte para deshacerse del lastre de haber apoyado la permanencia en la UE en el plebiscito de 2016, elevó la carga retórica de su discurso para ponerse a la altura de su rival.

3. Giro con factura

El titular de Exteriores, antes de Sanidad y previamente de Cultura, endureció su discurso y pasó a aceptar el Brexit sin acuerdo preconizado por Johnson como un desenlace que aceptaría «con pesar en el corazón», pese a que hacía apenas semanas había descrito este escenario como una catástrofe. El giro estratégico tenía cierto sentido, cuando su futuro dependía de unas bases fundamentalmente anti-UE, pero le pasó factura en su credibilidad e, incluso, consolidó su reputación de político cambiante.

4. Encuestas

A su favor, Hunt tenía que el electorado en general, no exclusivamente los tories, consideraban que haría un mejor primer ministro que su oponente, según relevaron varios sondeos durante la campaña de las primarias. El dato resultó irrelevante para la mayoría de la militancia conservadora, que había decidido ya que respaldaría a Johnson, antes incluso de conocer con quién se disputaría las llaves del Número 10. 

5. Bagaje

El titular de Exteriores, sin embargo, tiene bagaje que ofrecer. Para empezar, es el miembro más veterano del Ejecutivo, ya que ha ocupado una cartera ministerial desde que David Cameron entró en Downing Street en 2010, y quienes han trabajado con él destacan su atención al detalle y su minuciosidad. El contraste de personalidad con su rival es notable, pese a compartir perfiles relativamente privilegiados (ambos estudiaron en destacados internados británicos y los dos se licenciaron en Oxford), pero pocos aspectos revelan sus disparidades de carácter tanto como sus estilos al frente de Exteriores: la sensación de caos que, de acuerdo con altos cargos diplomáticos, reinaba con el imprevisible Johnson representa la antítesis de la aproximación del siempre correcto Hunt.

6. Posible número 2

Como él mismo no se cansó de repetir, su pasado como empresario amplía su perfil más allá del de político de carrera, de hecho, desde su entrada en 2010 ha sido el miembro del gobierno más acaudalado, por las ganancias que le generaron la venta de una firma consultora de marketing que había creado y, posteriormente, la editora Hotcourses. De ahí que tenga posibilidades de continuar en el nuevo gabinete, pese a lo alto que se cotizan los departamentos de mayor peso.     Es más, inicialmente su rival lo habría considerado como viceprimer ministro, replicando el papel de un consejero delegado, frente al rol más presidencial de Johnson. Sin embargo, los ataques que le dirigió durante la campaña habrían hecho mella en sus opciones como número dos del gobierno.