Atucha III: La cuarta central negociada con China genera diferencias

Atucha III: La cuarta central negociada con China genera diferencias

 Sigue el debate por Atucha III Aunque en Argentina hay cierto consenso en que la energía nuclear permitirá descarbonizar la economía, la cuarta central negociada con China genera diferencias

El mundo avanza hacia la descarbonización y para ello es necesario utilizar fuentes de energía que no contaminen el medio ambiente. En los últimos meses se ha vuelto a hablar de la energía nuclear, la cual no emite gases de efecto invernadero.

Un ejemplo de eso ha sido el reciente anuncio del presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien, a diferencia de sus contrapartes alemanas, cree que la energía nuclear es el futuro. Por ello, presentó un plan con el objetivo de construir seis plantas atómicas y la posibilidad de ampliar el proyecto con otras ocho centrales más. Hay otros ejemplos en ese sentido.

Firma de contrato

Siguiendo esos pasos, la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA) firmó un contrato con la Corporación Nuclear Nacional China (CNNC) para la construcción de la cuarta central nuclear argentina, Atucha III, un reactor de 1.200 MW con una vida útil inicial de 60 años, que se instalará en el Complejo Nuclear Atucha de la localidad de Lima, Buenos Aires.

El proyecto forma parte del Plan de Acción de Nucleoeléctrica Argentina, aprobado por el Poder Ejecutivo el pasado 23 de junio, y contará con una inversión de unos US$ 8.000 millones.

Las obras comenzarían a fines de 2022 y el contrato prevé la provisión de la ingeniería, construcción, adquisición, puesta en marcha y entrega de un reactor del tipo HPR-1000.

Sin embargo, en una Argentina agrietada y sin consensos de fondo, el acuerdo generó polémica tanto en el ámbito político como en el más académico y experimentado.

Van quedando obsoletas

Patricia Bullrich, una de las referentes de Juntos por el Cambio, consideró que “las centrales nucleares están quedando obsoletas en todo el mundo (…) hoy hay sistemas de electricidad mucho más adecuados, económicos y sanos para el medio ambiente”.

Sin dudas, la visión de Bullrich es totalmente opuesta a la de Macron (y tantos otros), quien confirmó que, con su nuevo plan de reactivación nuclear, que también prolongará la vida útil de los 32 reactores más antiguos, espera que Francia alcance la neutralidad de carbono en 2050.

De todas formas, hay otros países, como Alemania, que no comparten la visión francesa y creen que la “era de la energía nuclear” ya ha acabado. Por ello, el año pasado el país europeo cerró oficialmente sus centrales de Grohnden, Brockdorf y Grundemmingen, mientras que las otras tres serán desconectadas en 2022. Como se ve, es una grieta, pero no es patrimonio exclusivo de Argentina.

El principal problema para el país germano es que sus fuentes de energía renovables, como la eólica y la solar, no son suficientes para cumplir con sus metas de descarbonización, lo que lo obliga a ser dependiente de otro tipo de fuentes de energía, como el gas ruso. Y, en un momento de gran tensión entre Ucrania y Rusia, esta dependencia le está trayendo a Alemania grandes dolores de cabeza.

Por otra parte, la mayoría de los expertos en Argentina coinciden en que la energía nuclear es un elemento de vital importancia de cara a la lucha contra el cambio climático y donde el país, además, tiene cierto recorrido hecho.

Sin embargo, también se han presentado posturas opuestas al respecto.

Una de las grandes críticas es que el acuerdo ha sido poco claro y quedan muchas dudas al respecto. Recientemente, el embajador de Argentina en China, Sabino Vaca Narvaja consideró que “lo que hizo esta administración es agarrar el proyecto que venía del 2014 y mejorar enormemente las condiciones”. El líder de la diplomacia de Argentina en Pekín dijo que “lo que se hizo fue un trabajo para nada oscuro, ya se venía discutiendo”.

En este sentido, el Directorio de NA-SA consideró que la decisión de construir un nuevo reactor está respaldada por más de una década de trabajo y que se enmarca dentro de la tradición de excelencia de más de 70 años de desarrollo nuclear nacional. “El futuro de la energía nuclear en argentina: hablar poco y hacer mucho”, fue el título del comunicado del directorio de NA-SA.

Julián Gadano, exsubsecretario de Energía Nuclear (2015-2019), reveló algunas de sus inquietudes respecto al proyecto.

Gadano se encargó de aclarar que “este es un proyecto que empezó hace 10 años y que no que nació ayer”.

“Nosotros negociamos un nuevo contrato, pero finalmente no se firmó por dos grandes motivos: por un lado, Argentina comenzó a tener problemas de financiamiento; por el otro, había varias cosas que no terminaban de cerrar. Ese contrato es básicamente el que se firmó ahora. En este sentido, tengo que remarcar que los proyectos a largo plazo, como estos, son proyectos que se negocian durante varios gobiernos”, dijo.

“Se firmó un contrato comercial para hacer una central nuclear de gran porte conocido como ‘Reactor de Agua a Presión’, de diseño chino. Hay que aclarar que Argentina le va a pagar a CNNC para que fabrique la central en un plazo determinado, pero no es una inversión. La central se está comprando, aunque esto no tiene nada de malo, ya que la empresa es muy buena”, agregó.

Pero, para Gadano, los cuestionamientos comienzan aquí:

“Justamente, el problema es lo que no se firmó, y esa fue una de las razones por la que nosotros no habíamos firmado el contrato, ya que no nos habíamos puesto de acuerdo en el contrato financiero. Argentina ahora va a ir a negociar ese contrato en condiciones de debilidad porque ya firmó el contrato comercial. Es decir, Argentina ya se comprometió a avanzar con la central, pero no hay una carta de compromiso firmada por algún banco para proveer la financiación. Todavía no sabemos cómo se va a financiar el proyecto. Además, tampoco se firmaron los contratos de combustibles, lo cual se debería haber acordado antes de firmar el contrato comercial”.

En ese sentido, el exfuncionario agregó que “además el proyecto no tiene los avales en la Ley del Presupuesto, porque no se aprobó en el Congreso. Sin un aval del Estado, los bancos no van a firmar ningún préstamo, por lo que hasta 2023 no se va a iniciar la construcción”.

Por otra parte, Gadano, quien respaldó el uso de la energía nuclear para descarbonizar la economía, explicó que “nosotros negociamos lo mismo, pero las condiciones han cambiado mucho en los últimos años. En el mundo han aparecido otras tecnologías nucleares que prometen ser más competitivas y con otros modelos de negocios en donde no hay que pedir un préstamo”.

“No parece oportuno apresurarse para firmar un contrato comercial sin estudiar otras posibilidades, como el desarrollo de reactores pequeños, con los cuales la Argentina tiene muchas ventajas comparativas, lo que nos da ventajas comerciales para negociar, ya que conocemos la tecnología. Es inentendible el apuro. No digo que no lo hagamos, pero sí que analicemos mejor las opciones”, sentenció

El fin de semana también hubo otras críticas.

“Hay que evitar caer nuevamente en la trampa de la financiación atractiva para justificar proyectos inútiles y eso se logra impidiendo el hecho consumado y exigiendo los estudios que avalen la factibilidad técnica, económica, financiera y ambiental de cada obra de infraestructura que se proponga realizar y que endeudarán al país por décadas”, dijo, por ejemplo, Emilio Apud, ingeniero exSecretario de Energía y Minería de la Nación.

Alieto Guadagni, otro exsecretario de Energía, hizo consideraciones similares. “Insistir en proyectos costosos de baja prioridad podrá ser bueno para unos pocos (consultores, financistas y proveedores y constructores extranjeros), pero es malo para el contribuyente y peor para el usuario, que tendrá que pagar en el futuro mayores tarifas eléctricas. No olvidemos que estas obras deberán ser financiadas por varios gobiernos nacionales. Es hora de evitar decisiones erróneas, ya que el esfuerzo por propiciar inversiones públicas que sean sensatas debe ser permanente, si pretendemos un futuro mejor para todos con crecimiento e inclusión social”, dijo en un artículo en La Nación. “Nosotros debemos ‘comprar’ y evitar que simplemente ‘nos vendan’, como está ocurriendo con los acuerdos con China”, dijo.

Fuente: El Economista