Argentina y la pandemia: el impacto sobre el comercio, la actividad y el déficit fiscal

Argentina y la pandemia: el impacto sobre el comercio, la actividad y el déficit fiscal

Entender los canales de transmisión es comprender por los distintos lugares donde se “viralizará” la pandemia en la economía global en general, y en la Argentina en particular. El COVID19 impactará en la oferta (caída de la producción), como en la demanda (aislamiento), y deprimirá el PBI global -al menos- dos trimestres. ¿Cuál será la forma de la recuperación de la economía? Dependerá de la propagación, y duración de la pandemia.

Con esa lógica, la dinámica económica en cada país será diferente según el desarrollo de la curva del virus, y las medidas tomadas para atenuar el impacto. A la vez, que el impacto sobre el mundo será distinto según el tamaño de cada país y su apertura económica. Pero lo que si se conoce, es que en todos los casos tendrá la misma dirección: una fuerte baja del PBI en los próximos trimestres. Las economías más grandes, más abiertas y más afectadas (Asia, Europa y NAFTA) impactarán muy fuerte en el crecimiento global. Hoy China, USA y Europa, como dato, explican en tono al 55% del crecimiento del mundo. Dada esta dinámica,, el comercio mundial por lógica se contraerá sustancialmente.

Ello afectará los precios de los commodities y las cantidades transadas, … También la crisis afectará fuerte la libre circulación de personas, afectando a toda la cadena de turismo… Todo impactará, claramente, sobre la actividad.

Entendiendo la transmisión del COVID 19 en la economía global. El impacto en Argentina… Entender los canales de transmisión es comprender por los distintos lugares de la economía donde se “viralizará”, o lo puede hacer, la pandemia. En un primer pantallazo, el COVID19 tendrá impacto tanto en la oferta (caída de la producción), como en la demanda (por el aislamiento) que deprimirán el PBI global, al menos, dos trimestres.

Cuál será la forma de está caída (en V o en U, según se suele identificar) dependerá de la profundidad global de la pandemia, y el tiempo de duración de misma. Ahora, con lógica, la dinámica económica en cada país será diferente según el desarrollo de la curva del virus y las medidas económicas que se tomen, pero en todos los casos tendrá la misma dirección: una baja del PBI. El confinamiento es claramente una de las medidas para mitigar el avance del COVID 19, y sus consecuencias son claras. Por un lado, significa caída de la demanda y baja de ingresos (por caída de ventas a las empresas e independientes).

De ahí surgen las acciones públicas para mejorar ingresos de familias (como, por ejemplo, aumentos de suma fija) hasta la normalización laboral, y el otorgamiento de crédito a empresas a tasas bajas más alguna baja transitoria de impuestos, o postergación de vencimientos. Por otro lado, y desde el lado de la oferta de bienes, el impacto vendrá desde el propio “aislamiento” (ausencia de mano de obra), y por falta de insumos (locales y externos) que frenarán la producción. También lógicamente el movimiento de personas (interno y externo) impacta en los servicios de comercio, transporte y el turismo.

Pero profundicemos. Puntualmente, cuáles serán entonces los canales de transmisión:

1.- La Pandemia en el mundo, y el efecto en el comercio

2.- Comercio Exterior Argentina (valor, y estructura) y su impacto sobre los recursos fiscales

3.- Caída del turismo emisor y receptivo

4.- Recursos gobierno y actividad interna -aumento del déficit fiscal del año-.

1.- La Pandemia en el mundo, y el efecto en el comercio El COVID19 impactará tanto sobre la oferta (por la caída de la producción: falta de insumos, logística y empleo), como en la demanda (por el “aislamiento”, y la pérdida de ingresos), deprimiendo el PBI global por lo menos un semestre. En el primer trimestre, será más fuerte en Asia, y más sosegado en Europa y EEUU por verse afectados más “tardíamente”. Desde este último lado, el efecto más adverso se verá en el segundo trimestre. Ahora las bajas proyectadas, dependerán del proceso de caída, y posterior recuperación. Se habla de una forma en “V” o en “U”, dependiendo de la profundidad de la pandemia y el tiempo de duración de la misma. Lógicamente, según el tamaño de cada país y su apertura económica, afectará de forma diferente al mundo

Por ello las economías más grandes, más abiertas y más afectadas (Asia, Europa y NAFTA) impactarán muy fuerte en el crecimiento global. Tengamos en cuenta, por ejemplo, que la participación de China en el PBI mundial pasó del 5% hace 20 años atrás al 18% estimado hoy. En consecuencia, su dinámica (crecimiento) golpea el comercio mundial. EEUU, con un crecimiento más lento respecto a China, estabilizó su participación en el 23%. En tanto que Europa, la región más lenta, decreció su participación del 18% en el 2008 al 15%.

Pero más allá del mayor o menor peso hoy en día, tres de los países (o regiones) hoy más afectados, explican en tono al 55% del crecimiento del mundo. En ese sentido, las primeras estimaciones del “parate” proyectan que China caería en el orden del 20% interanual en el primero trimestre, y recuperaría (aun con datos negativos) en el segundo trimestre, para presentar ya datos positivos en la segunda parte del año. Así, terminaría creciendo en 2020 en el orden del 3% según algunas estimaciones; la mitad igual que lo registrado en 2019.

Como dijimos, EEUU y Europa caerían “poco” en el primer trimestre, aunque acentuarían fuerte su baja en el segundo trimestre, y retornarían a datos positivos en el segundo semestre. No obstante, con tasas de crecimiento mucho más débiles que China (del orden del 2.3% y algo debajo del 2%, respectivamente), ambos podrían cerrar con una tasa negativa el 2020. Considerando estas estimaciones, el PBI mundial podría contraerse más del 1%, bajo la hipótesis que no habría rebrote de la pandemia tras los confinamientos. Como referencia, previo a la crisis subprime, el mundo que venía creciendo al 3% interanual en 2007, pasó a una tasa de 1.3% en 2008, y llegó a una contracción del 2.6% en el 2009. Ya en 2010, la recuperación fue fuerte, y creció 3.8%. Dada esta dinámica (que estimamos será más virulenta con el COVID19) de las economías desarrolladas y abiertas, el comercio mundial por lógica se contraerá substancialmente. Ello afectará los precios de los commodities y las cantidades transadas, además de la interrupción de las cadenas de valor globales por la falta de insumos. También la crisis afectará fuerte la libre circulación de personas, afectando a toda la cadena de turismo (hoteles, líneas aéreas, comercio, etc).

La contracción comercial conlleva a fuertes bajas en las tarifas navieras por menor demanda de cargas, que cayeron ya un 23% interanual en el primer trimestre. Asimismo, seguir el precio de las cargas daría pistas sobre la forma de la Ahora bien, como dato importante la desaceleración global muestra un comportamiento relativamente mejor en el precio de los granos (o alimentos), ante una demanda inelástica de los mismos (considerando que, además, no habría efecto cantidad para Argentina); mientras que el petróleo, cobre, aluminio, hierro enfrentan demandas elásticas a bienes industriales impactando sobre la cantidad, y con precios a la baja. En esta lógica encuadramos los diferentes comportamientos de los precios.

De hecho, el precio de los granos (soja, maíz, y trigo) cae 3% con respecto al promedio del IV trimestre del 2019, en tanto el petróleo lo hace un 64% (pandemia y Conflicto Arabia Saudita – Rusia de por medio), y cobre y aluminio pierden en torno al 15% Puntualmente, la soja y el maíz cayeron 5% y 12% respectivamente, al usarse también como biocombustibles y ver desde acá cierta reducción en su demanda al competir con la baja del petróleo. Como dato: el uso de soja y maíz como biocombustibles alcanza 24% y 35% de cada producción global anual, respectivamente. En contraposición, el trigo subió 8% (demanda inelástica de alimento), aunado a la menor oferta de Australia. Pero la caída generalizada de los precios, no evitará que las economías más abiertas, y especializadas en exportaciones de materias primas industriales como Brasil y Australia, y cuyo principal destino es China, tendrán fuerte exposición al COVID; y, por ende, mayor impacto negativo en su crecimiento.

2.- Comercio Exterior Argentina (valor, y estructura) y su impacto sobre los recursos fiscales El país es un fuerte vendedor de granos y manufacturas de origen agropecuario -64% de sus exportaciones en 2019 lo explica ambos rubros-, y entendemos que por este lado, principalmente, solo enfrentaría riesgo precio. Los precios de estos (por lo ya explicado) se proyecta caerían “algo”, por la substitución marginal con el petróleo y por la apreciación del dólar (vuelo a la calidad) respecto de otras monedas, pero no se desplomarían . Si se verían afectadas más las exportaciones industriales (MOI) –otro 30% de las exportaciones, que enfrentan riesgos de precio y cantidad. A la par, en su “mayoría” se dirigen a Brasil que compra 17% de las exportaciones totales argentinas, principalmente industriales -y concentradas en autos (mediante el acuerdo Mercosur).

En tanto, que las exportaciones de combustibles fueron sólo 6% de las exportaciones, con fuerte mejora por el shale gas de Vaca Muerta. Claramente, estas estarán afectadas por la baja de precios y cantidad. Como síntesis, las exportaciones argentinas tienen riesgo precio sobre 64% de las ventas al exterior (granos), y de precio y cantidad sobre el 36% restante (industriales y energía). Pero Argentina también tendrá el impacto del lado de las importaciones, cuya evolución debiera proyectarse considerando diferentes fuerzas: por el crecimiento de Argentina (baja estimada del PBI superior al 4%); por restricciones cuantitativas a las importaciones (esencialmente en las de consumo); por los insumos importados faltantes de las cadenas de valor; y por último, por el posible mayor gasto público que se trasladaría al consumo interno.

Esto considerando que la estructura de importaciones se explican por un 38% de bienes de capital; 35% de insumos importados (en su mayoría que se aplican en los ciclos industriales); 18% vinculado a bienes de consumo y autos; y el restante 9% por combustibles. Teniendo presente como dato que las importaciones históricamente tienen una elasticidad de 3 veces el PBI.

Estas fuerzas que impactarán sobre las importaciones y exportaciones se conjugarán a la par con la política cambiaria. El BCRA procurará mantener el tipo de cambio competitivo en términos reales (o indexarlo a la inflación, y relativo a los principales competidores regionales). Bajo esta idea de no apreciación (o retraso), el tipo de cambio real estable no debiera afectar la competitividad, y por ende las exportaciones industriales (tasa de devaluación = tasa de inflación = var salarial), ni tampoco aumentar las importaciones por atraso cambiario.

Esto último visto, en particular, desde el lado de la oferta. Sin embargo, una coyuntura en donde los salarios podrían crecer por debajo de la devaluación, podría sí afectar la ecuación por el lado de demanda. Ahora para incluir “lo esperable” del comercio internacional y proyectar el impacto en el resultado comercial de Argentina, trabajamos sobre la matriz de exportaciones e importaciones 2019. Esta matriz tomó en cuenta ratios de insumos importados asociados a las exportaciones de alimentos (MOA+ Primarios) en el orden de 5% – fertilizantes, abonos, otros-, y para las MOI (coeficiente de insumos importados en autos) del 65%.

En esa dirección, el aporte de ambos sectores (neto de su uso de insumos importados) fue de USD 39.6 mil millones y 6.7 mil millones respectivamente durante el año pasado, por debajo así de los USD 41.7 y 19.1 mil millones que muestran las exportaciones. Por su parte, combustibles presentó un bajo déficit comercial básicamente por menor consumo interno y mayores exportaciones (Gas Shale) de Vaca Muerta. Mientras que, las importaciones de Consumo, Autos y bienes de capital aportaron directamente al rojo a las cuentas comerciales, como se observa claramente en cuadro inferior.

Aplicando razonables variaciones de precios y cantidad, sumado a un eventual aumento del gasto público del orden USD 3.000 millones (0.8% PBI), las exportaciones podrían caer USD 5.100 millones hasta USD 59.800 millones, y las importaciones retrocederían USD 6.600 millones hasta los 41.900 millones. Por lo que el superávit comercial, se ubicaría en USD 18.000 millones (4.4% PBI), unos USD 1.600 millones superior al 2019. En consecuencia, el efecto conjunto de pocos incentivos a las exportaciones, desaceleración de Brasil, restricciones a las importaciones y aumento del gasto público, debiera significar una leve mayor oferta de divisas comerciales en el 2020 respecto al año 2019.

Ahora, el comportamiento del comercio exterior, afectará los impuestos del sector y, en consecuencia, directamente a los ingresos del gobierno. En el 2019 se cobraron retenciones por USD 8.000 millones equivalente una alícuota media del 12.2%. Este año tras definirse un incremento de 6 pp promedio, que se aplicará sobre alimentos que inciden 64% sobre las exportaciones, la alícuota media se ubicaría en 15.8% (3.6% pp adicionales sobre el 2019). Esta alícuota aplicada a las exportaciones estimadas, llevarían a un cobro de retenciones por USD 9.500 millones; o una ganancia fiscal de USD 1.500 millones en el corriente año. Por el lado de las importaciones, se cobraron aranceles por USD 3.400 millones el año pasado, equivalente una alícuota media del 7%. En 2020, el gobierno subió 0.5% la tasa de estadísticas y mantuvo el resto de la estructura arancelaria, pero la mayor caída de las importaciones no compensaría la suba de la alícuota, consecuentemente habría una baja de USD 400 millones en el año. Por lo que, la segunda conclusión, es que aún con caída del comercio exterior, el Gobierno obtendría USD 1.100 millones adicionales en recursos, o del 0.3% PBI.

3.- El turismo afectado por dos vías: caída del turismo emisor y receptivo En cambio, los efectos sobre el turismo son más directos que los de comercio exterior. Las restricciones a los movimientos de personas se acentuaron sustancialmente, y estas prevalecerían por más tiempo por seguir en “modo” confinamiento. De hecho, por los cierres de fronteras, fue a cero el turismo receptivo de extranjeros así como el emisor de argentinos al exterior. A esta restricción por la pandemia, se le suma el efecto por el impuesto País del 30% establecido sobre el tipo de cambio oficial (en el caso de uso de reservas del BCRA) para financiar los gastos de tarjetas de crédito o por pasajes pagados en pesos.

El impuesto establecido ya estaba incluso resintiendo la salida hacia el exterior. Asimismo, la baja recaudación refleja que los movimientos de turismo y pagos se están financiando con tenencias privadas de dólares. El balance de turismo de Argentina, en los últimos años, fue deficitaria con un pico de USD 10.700 millones en 2017, para caer hasta USD 5.700 en el 2019. Con datos de dos meses del 2020, el déficit de turismo fue USD 381 millones, 70% menor del año anterior, y explicable por la depreciación cambiaria y el impuesto del 30%. Desde marzo, los ingresos y egresos por turismo caerán además por las restricciones al movimiento de personas.

Consecuentemente, se estima que el déficit se reduciría a USD 1.100 millones en el 2020; a la vez, que la caída del turismo emisor también reducirá el cobro del impuesto País. Aplicando razonables variaciones de precios y cantidad, sumado a un eventual aumento del gasto público del orden USD 3.000 millones (0.8% PBI), las exportaciones podrían caer USD 5.100 millones hasta USD 59.800 millones, y las importaciones retrocederían USD 6.600 millones hasta los 41.900 millones. Por lo que el superávit comercial, se ubicaría en USD 18.000 millones (4.4% PBI), unos USD 1.600 millones superior al 2019. En consecuencia, el efecto conjunto de pocos incentivos a las exportaciones, desaceleración de Brasil, restricciones a las importaciones y aumento del gasto público, debiera significar una leve mayor oferta de divisas comerciales en el 2020 respecto al año 2019.

Ahora, el comportamiento del comercio exterior, afectará los impuestos del sector y, en consecuencia, directamente a los ingresos del gobierno. En el 2019 se cobraron retenciones por USD 8.000 millones equivalente una alícuota media del 12.2%. Este año tras definirse un incremento de 6 pp promedio, que se aplicará sobre alimentos que inciden 64% sobre las exportaciones, la alícuota media se ubicaría en 15.8% (3.6% pp adicionales sobre el 2019). Esta alícuota aplicada a las exportaciones estimadas, llevarían a un cobro de retenciones por USD 9.500 millones; o una ganancia fiscal de USD 1.500 millones en el corriente año. Por el lado de las importaciones, se cobraron aranceles por USD 3.400 millones el año pasado, equivalente una alícuota media del 7%. En 2020, el gobierno subió 0.5% la tasa de estadísticas y mantuvo el resto de la estructura arancelaria, pero la mayor caída de las importaciones no compensaría la suba de la alícuota, consecuentemente habría una baja de USD 400 millones en el año. Por lo que, la segunda conclusión, es que aún con caída del comercio exterior, el Gobierno obtendría USD 1.100 millones adicionales en recursos, o del 0.3% PBI. 3.- El turismo afectado por dos vías: caída del turismo emisor y receptivo

En cambio, los efectos sobre el turismo son más directos que los de comercio exterior. Las restricciones a los movimientos de personas se acentuaron sustancialmente, y estas prevalecerían por más tiempo por seguir en “modo” confinamiento. De hecho, por los cierres de fronteras, fue a cero el turismo receptivo de En conclusión, el menor déficit por turismo reducirá el déficit de servicios (incluye servicios fletes y turismo) del Balance de pagos, que sumado al mayor superávit comercial de bienes proyectado – más arriba- debiera mejorar en USD 6.000 millones adicionales en el resultado de bienes y servicios de la cuenta corriente.

En otras palabras, mayor oferta de divisas privadas disponibles en Argentina.

4.- Actividad interna en baja: caída de recursos y mayor gasto transitorio por COVID En su inicio, el Gobierno definió una política expansiva para mover la economía a través de mayor gasto público (estimado en 1.7% PBI) financiado con aumento de impuestos (0.4% PBI –retenciones, aranceles e impuesto país-), lo que hacía estimar un aumento del déficit primario del 0.5% del año 2019 hacia el 1.3% en más 0.3% del PBI que sumado a la baja del 1.2% en los recursos cíclicos (ya explicada), significarían un aumento “transitorio por COVID” del déficit primario de 1,5%. Lo que podría llevar a cerrar el año, tomando en cuenta la guía inicial estimada antes del COVID por el Gobierno y el financiamiento posible de organismos internacionales (FMI, BM…), a un déficit primario del orden del 2% del PBI –dentro de una visión conservadora-.

El financiamiento del incremento del déficit en el corto plazo “sería” una combinación de emisión de pesos y dólares de organismos internacionales. El BCRA emitiría $ 391 mil millones (20% de la BM de marzo) a partir de abril –solo por COVID-, donde $ 177 mil millones serían “emisión pura” y los restantes $ 215 mil millones por compra de reservas, a la vez que por el financiamiento de emergencia del FMI y BM por USD 3300 millones que se proyecta recibir (Liquidez dispuesta por FMI a los países miembros) sin condicionalidades para atender la pandemia.

De esta forma, la pandemia no solo es un problema sanitario muy grave, sino que producirá la caída del PBI en el 2020, y cambiara la tendencia de la inflación de los últimos meses a claramente una creciente por el diluvio monetario que se avecina.

Fuente: PPI