Advierten que se terminó el ciclo del costo financiero bajo en el mundo

(Ambito Financiero, por Jorge Herrera) – El mercado ya asumió que los llamados «halcones» (hawkish, que se inclinan por una política monetaria contractiva) se han consolidado por sobre los considerados «palomas» (dovish, prefieren una política monetaria expansiva) al comando de los principales bancos centrales del mundo.
Llegó así el fin del paraíso de las bajas tasas de interés internacionales. Claro que esto no significa que la «fiesta» de los mercados mundiales, reflejada en el elevado nivel de liquidez excedente, finalice abruptamente. Lo que no es un dato menor para las necesidades de financiamiento de los emergentes, y en particular de Argentina.
Si bien la «creamfields» de los mercados da señales de continuar, desde los principales bancos de inversión y de las oficinas de los gestores de fondos de inversión tomaron nota y comenzaron a actuar el respecto. Donde ya se observan los primeros síntomas es en el mercado de bonos basura (junk bonds), o de alto riesgo, de EE.UU. donde el rendimiento parece haber tomado nota de los nuevos vientos que soplan en la banca central.
En las últimas semanas comenzó a trepar el rendimiento de esta deuda que, precisamente, es en el nicho en el que compite la deuda argentina (aún excluida del club de los emergentes MSCI). A comienzos de 2016 el rendimiento de los bonos basura en EE.UU. tocó un máximo por encima del 9% anual y luego comenzó a caer en sintonía con la bonanza de los mercados (sólo subió 80 puntos con el triunfo de Trump y ahora más de 26 puntos con la suba de la Fed) llegango a niveles de 5%. Se estabilizó en 5,5% y ha comenzado a ganar terreno.
Esto implica que el ciclo de baja del costo de financiamiento ha culminado, y empieza a darse vuelta. Toda esta deuda corporativa no calificada como investment grade (de bajo riesgo) encontrará ahora no sólo menos apetito sino también mayores costos de financiamiento.
Para el caso argentino no es una buena noticia. Si bien las necesidades de Argentina están cubiertas este año (incluso el ministro de Finanzas Luis Caputo colocó por demás de sus compromisos para tener margen para el 2018) ya el medio punto, que subió el costo de financiamiento en este segmento del mercado de deuda, implicaría para el país un mayor gasto en interés de u$s1.250 millones anuales.
O sea, gane Cambiemos, Unidad Ciudadana u otro partido de la oposición, en los próximos años deberán enfrentar mayores erogaciones en concepto de intereses. Tendrán algo a favor: los vencimientos se reducen en los próximos años, lo que brindará cierto aire o margen para hacer alguna tarea pendiente.
Lo cierto es que como destaca Lisa Abramowicz de Bloomberg, en mayo pasado la emisión total de bonos basura fue la más baja para el mes desde 2012. Según datos de Merrill Lynch Bank of America el valor nominal de los bonos basura totales cayó a u$s1,28 billón, el nivel más bajo desde 2014 y u$s100.000 menos desde su máximo de marzo de 2016.
En el mercado reconocen que las recomendaciones de los gestores es ajustar las posiciones en los bonos basura y así lo están haciendo. No es pánico, pero el apetito por los altos rendimientos tendrá un comportamiento más cauto. Lo que se observa que si bien cae el stock de deuda en el mercado, esto no sólo responde a los inversores sino también a las propias empresas, que optan por reducir su deuda con vistas a lo que se viene.