Acciones y los bonos en caída, al mercado le preocupan más bloqueos

Acciones y los bonos en caída, al  mercado le preocupan más bloqueos

En tres meses el dólar saltó $113, con una suba del 60%. Las acciones y los bonos tienen precios de ganga y siguen cayendo. El riesgo país sube y las reservas bajan. Advierten que la inflación se acelera y que la oferta de productos baja. Se espera que apliquen más trabas.

El objetivo inicial de este y de todos los gobiernos del mundo es generar un campo político-económico propicio que multiplique naturalmente la inversión y la generación de empleo. Para cumplir con ese objetivo, la gran mayoría de los países del mundo promueven administraciones espartanas (con niveles de gastos eficientes y moderados) y políticas amigables para la población, para que desarrolle negocios, obtenga ganancias, contrate personal, compita, se multiplique y que a través de eso todos comamos perdices.

Error de calculo

Pero con un error de cálculo extremo, la presente administración tomó medidas en dirección completamente opuesta: aplicó una creciente presión impositiva, decidió aumentar el gasto en proporciones kilométricas, generó una deuda que ya es récord, ocho veces más grande de lo que se le debe al FMI, y llegó a un callejón sin salida, hasta un lugar en el que no puede seguir colocando impuestos, porque los capitales huyen, nadie contrata empleados en blanco, las empresas dejan de producir porque no es negocio, hay escasez de productos y, obviamente, más inflación: consultoras de todo el espectro (Econviews, Ecolatina, EcoGo, FIEL…) ya ven posibilidades de que julio tenga un IPC superior al 7%, quizás 8%, y la anualizada ya la están viendo en 92% (con algunos ubicándola en tres cifras).

El portazo

Durante largos ocho meses el ex ministro de Economía, Martín Guzmán, le pedía al Presidente que echara de su cargos a la estructura kirchnerista que manejaba toda el ala de Energía, amenazó con renunciar varias veces, le trabaron todos los caminos y, finalmente el ministro dio un portazo el sábado 2 de julio.

Para encontrar sucesor, el Gobierno se sumergió en una crisis profunda: según afirman, le ofrecieron el cargo de Guzmán a varios profesionales hasta dar con Silvina Batakis, que fiel militante del kirchnerismo estuvo dispuesta a poner el pecho en una situación extrema.

Antes que a Batakis, la oferta del puesto de Economía recayó en otros profesionales

Uno de ellos fue Emanuel Alvarez Agis, viceministro de Economía de Axel Kicillof durante el segundo Gobierno de Cristina Kirchner. Dicen que como hicieron otros, para aceptar el puesto Agis necesitaba manejar todos los hilos de manera unificada, para que cada indicación desde Economía se cumpliera de inmediato, por lo que era necesario tener gente propia en lugares manejados actualmente por el kirchnerismo.

En su consultora PxQ, Alvarez Agis desarrolló un algoritmo que toma automáticamente de las redes los precios que están en línea y la cantidad de productos que están en oferta. De manera muy acertada, le puso a ese algoritmo el nombre de «Manolito», ese simpático amiguito de la universal y eterna Mafalda de Quino, un chico con ambiciones capitalistas que era hijo de un almacenero, en una época en la que en Argentina era común que una familia de clase media de un barrio cualquiera tuviera auto, se fuera de vacaciones a la costa y tuviera una calidad de vida mucho mejor que la actual.

Los más agoreros apuntan a una inflación de tres dígitos

El caso es que «Manolito» le está indicando a Alvarez Agis, en un indicador de alta frecuencia, que la inflación se está acelerando y que la oferta de productos está en retroceso. ¿Qué significa esto en español sencillo? Que la política económica actual, con alta presión impositiva y emisión de pesos sin fin no está funcionando.

La primera licitación

La semana pasada, después de la renuncia de Guzmán, la flamante ministra enfrentó su primera licitación de deuda en pesos, única fuente genuina de financiamiento que le quedaba al Gobierno. Necesitaba poca plata, unos $30.000 millones y, para tenerlos asegurados, el titular del BCRA pisó el fleje: como los inversores empiezan a suponer que más temprano que tarde este Gobierno no podrá pagar los bonos en pesos (planteándose la posibilidad de que haya un reperfilamiento «default» como el que hizo Mauricio Macri), los pequeños ahorristas comenzaron a huir de los bonos CER y para evitar una destrucción masiva, el Banco Central emitió $1,2 billones y logró sostenerles el precio, comprándole todos esos papeles a organismos públicos, que fueron llenados de pesos, y que le entregaron entre miércoles y jueves pasado a Batakis muchos más pesos que los que necesitaba. Con esa movida, para la licitación del miércoles 27, ya no necesitará captar $510.000 millones como se esperaba, sino que el desafío será conseguir $310.000 millones.

Emisión

En el ínterin, como el BCRA sostuvo los precios con pura emisión (que se convertirá en altísima inflación en agosto, septiembre y octubre), los inversores institucionales (bancos, compañías de seguros y otras entidades encerradas en pesos) volvieron a comprar bonos CER, por lo que la curva de vencimientos se estabilizó, y ahora el próximo desafío es ver qué pasará con el mega vencimiento de este fin de mes, y la montaña de vencimientos que deberá afrontar la flamante ministra en agosto y sobre todo en octubre.

Son dos paredones que asustan tanto que impulsaron a ahorristas e inversores a huir hacia el lugar donde siempre huyen, el dólar, que acaba de subir $113 en noventa días, con un inédito salto del 60% en un tiempo tan corto, lo que se llama una corrida de proporciones.

Los pasos del dólar

El contado con liquidación cerró el viernes a $301 y el dólar blue alcanzó los $293, dos valores récord nominales. El récord real ocurrió en octubre de 2020, cuando el blue alcanzó los $195, que ajustados a hoy por inflación estaría en los $406. En aquella oportunidad el incendio se apagó porque hubo acuerdo de un programa con el FMI. Ahora el FMI tiene que ir aprobando metas trimestrales, todo parece indicar que el organismo no será muy exigente al menos con el cierre de junio, y probablemente tampoco lo sea en setiembre: «no quiere ser culpado de una crisis argentina en la que se mataron por estar standalone (‘solos como locos malos’)», según detalló una consultora.

Bancos Inversion internacional

Por supuesto, todo este proceso es seguido al minuto por los bancos de inversión internacionales, como JP Morgan, Morgan Stanley, BlackRock y por supuesto Bank of América, entidad que justamente realizó un informe en el que detalló con todas las letras que «hay alta probabilidad de que Argentina entre en una nueva reestructuración de deudas». Por eso, la actual escapada del dólar, que tiene altas chances de continuar porque en este momento los privados no están dispuestos a prestarle más pesos al Gobierno de Alberto Fernández, por lo menos en plazos largos (más de noventa días) y si no paga con papeles ajustados por inflación o con tasas de interés mucho más altas (63% como en el último llamado, 10 puntos más que la tasa de los plazos fijos), determinó que los bonos argentinos sigan sufriendo. La semana pasada cayeron en promedio otro 4,6%, ya están en valores de 2009, con un riesgo país volando en 2.754 puntos básicos.

Suba del dólar

Y lo particular de esta suba del dólar con baja vertical en el precio de los bonos es que, a contramano de lo que venía sucediendo, ahora también caen las acciones privadas. La semana pasada el índice S&P Merval cayó un hipotético 1,5% en pesos pero se hundió 8,2% medido en dólares, por lo que fue sin lugar a ninguna duda, la peor a nivel global. ¿Por qué caen también ahora los papeles privados, a pesar de tener precios de baratija (un millonario de medio pelo se podría comprar de una sola movida todas las acciones cotizantes en la Bolsa de Buenos Aires, y podría seguir viviendo toda la vida tomando sol)?

La razón de esta profundización de la crisis no tuvo que ver únicamente con la renuncia de un funcionario racional que tenía este Gobierno, sino que nos encontramos en un momento en el que el planeta, que hasta hace poco tiempo ofrecía un tremendo viento de cola para Argentina, en este momento está presentando un importante viento en contra.

Bajan las commodities

Efectivamente, la semana pasada hubo una baja global en bloque para todas las materias primas. Así, en lo que va del mes el cobre se hunde 13,3%, el níquel 12,9%, el sorgo de Rosario, la soja de Chicago y la onza de plata ceden 8,2%, el petróleo baja 7,8%, la onza de oro pierde 5,6%, la soja de Rosario cede 5,3%, el aluminio 3,9% y el maíz rosarino tiene una merca del 2,3%. Sólo hay tres valores que se salvan: el girasol rosarino que mantuvo su valor, el trigo rosarino que subió 3,5% y el Bitcoin (que junto con otras criptomonedas) resucitó 11,7%, y se está convirtiendo en la mejor inversión del mes, luego de un criptoinvierno.

La baja generalizada de commodities aplastó a las bolsas en todas partes. Además del de la Bolsa de Buenos Aires, San Pablo cayó 3,7% en la semana, Madrid 1,9%, el Nasdaq achicó 1,6%, Frankfurt 1,2%, México 1,1% y hasta el Dow Jones retrocedió 0,2%. Y como la mayor parte de los analistas entiende que la Fed elegirá como prioridad combatir a la inflación, en vez de asumir una recesión, los inversores especulativos de Wall Street suponen que los índices de ese mercado pueden tener por delante otro peligroso resbalón, que termine afectando las cotizaciones de todas partes.

Dólar

Por supuesto, el gran ganador de toda esta película, es el dólar: a pesar de sufrir una inflación anual de más del 9%, los inversores globales desconfían de todo.

China se ralentiza y Europa está vibrando (Johnson renuncio en Gran Bretaña y Mario Draghi juega todas sus cartas este miércoles en Italia). Por eso el paraguas elegido fue el dólar, que la semana pasada subió 2,7% contra el real, 1,7% contra el yen, 1,4% contra la libra y 0,9% contra el euro y el yuan, y solo perdió apenas, 0,1%, contra el franco suizo.

Lo que viene encierra además tres grandes desafíos.

En once semanas Brasil decide si Lula vuelve o si Bolsonaro continúa en la Presidencia del país más grande del Mercosur. En quince semanas Joe Biden enfrentará su elección de medio término, que seguramente perderá de manera dura contra los republicanos, y podrá quedar como un pato rengo. Y en 16 semanas el Partido Comunista de China (PCCh) decide si acepta que Xi Jinping sea rey, como Mao, y mantenga el poder de por vida.

En el medio lo tenemos a Putin, haciendo movidas quizás más extremas, a las puertas del ingreso del invierno en el Hemisferio Norte, donde vive el 82% de la población mundial.
Si China se ralentiza, si EE.UU. y Brasil vibran políticamente y si las commodities siguen bajando; seguramente las licitaciones de bonos en pesos serán el menor de los problemas para la Batakis. Hay gran desconcierto en el Gobierno; no saben cómo seguir, cayó 90% la firma de decretos y resoluciones; funcionarios menores temen quedar implicados en tomas de decisiones que son por lo menos cuestionables y que llevan sus rúbricas.

La situación global se complicó desde fines de febrero

Batakis le dijo a Alberto que la falta de dólares es desesperante. El déficit de las empresas públicas creció 40%, en US$ 872 millones, en un año. El mercado cambiario está en una corrida, y sin Adrián Cosentino al frente; se espera que la Comisión Nacional de Valores lance con su nuevo titular nuevas restricciones para que la gente tenga; más problemas para hacer movimientos bancarios.

Fuente: El Economista