Prosigue la búsqueda de los tripulantes del avión Mitsubishi biturbo con matrícula LV-MCV desaparecido el 24 de julio, cuyos restos fueron encontrados en las orillas del delta del Paraná, en la provincia Entre Ríos.

El hallazgo pareció brindar una luz de esperanza respecto al paradero de sus tres tripulantes y a los motivos que llevaron al siniestro, pero, según los especialistas, las características de la zona generaron dificultades aún mayores de cara a las investigaciones futuras.

Las orillas de la pequeña isla del Delta de Paraná Guazú presentan todas las condiciones para alterar la escena de la caída de la aeronave. Y respecto al paradero de los dos pilotos, Matías Ronzano y Emanuel Vega, y del dueño del avión, el empresario Matías Aristi, la búsqueda puede constar de un trabajo titánico.

Ayer, se acercaron a la zona del siniestro la jueza Sandra Arroyo Salgado, representantes de la fiscalía, cinco especialistas de la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil y los abogados de las familias de los tripulantes para continuar con la causa.

«Estuvimos atendiendo todos los requerimientos, inclusive lo que nos dijeron la gran cantidad de testigos que aseguraban haber visto pasar el avión. En estos 27 días recorrimos más de 363.000 km2 por vía aérea y 17.700 km2 por vía fluvial. Además, con sensores especiales que incluso no teníamos en el país, se monitorearon unos 1.000 km2», especificó Alejandro Álvarez, director general de Infraestructura de la ANAC, en conferencia de prensa.

En caso de que los tres tripulantes no se encuentren dentro de la nave, las posibilidades de supervivencia resultan muy escasas y las chances de hallar los cuerpos también lo son.

«El principal factor de dificultad para las tareas que restan por hacerse es, sin duda, la geografía», explicó Daniel Falcinelli, vicecomodoro de la Fuerza Aérea y quien colaboró con el rastrillaje hasta hace una semana.

«Analizar la dispersión de los restos, el lugar en el que quedaron, las manchas o marcas que quedan son factores que se complican demasiado en ese tipo de superficie. El agua y el barro pudieron alterar toda la escena del siniestro a lo largo de estas semanas», añadió.

«Nosotros ya nos encontramos restos desplegados en toda la zona cercana al lugar donde está el avión y estamos a la espera de la autorización de la jueza para iniciar los procedimientos de una nueva búsqueda», reveló una fuente cercana a la Prefectura a Infobae.

En caso de que Ronzano, Aristi, y Vega no aparezcan dentro del avión, se daría lugar a un escenario de sensaciones diametralmente opuestas: por un lado, florece la ilusión de que todavía estén vivos; por el otro, también aparece la posibilidad de que nunca puedan ser encontrados.

«Si encontrar los restos del avión, que son estructuras metálicas fácilmente detectables por radares y sensores, nos llevó casi un mes, hallar cuerpos humanos en ese tipo de geografía y después de tanto tiempo es algo aún más difícil. Es casi como encontrar una aguja en un pajar», se lamentó Falcinelli.