Eurozona mejora "significativamente" sus previsiones de crecimiento

El BCE despide el año mejorando «significativamente» sus previsiones de crecimiento hasta 2020 y elevando las de inflación dos décimas para el próximo año, hasta el 1,4%. Este año confía en que la economía de la eurozona crezca un 2,4%, en 2018 un 2,3% (cinco décimas más de lo proyectado anteriormente), en 2019 un 1,9% y en 2020 un 1,7%.

El Banco Central Europeo (BCE), el organismo monetario que preside Mario Draghi, arrancará 2018 con los tipos en el mínimo histórico del 0% y la facilidad de depósito en el -0,4%, un año en el que pasará a bombear 30.000 millones de euros mensuales a la economía hasta finales de septiembre de 2018, es decir, la mitad de los 60.000 que inyecta hasta finales de este año.

Mejora significativa del PIB hasta 2020

Con el ‘forward guindance’ atado hasta bien entrado el próximo año, la rueda de prensa de Draghi ha comenzado avanzando una «mejora significativa de sus previsiones de crecimiento» gracias a su programa de compra de deuda. Y es que como cada trimestre, el BCE ha revisado al alza sus previsiones tanto de inflación como de crecimiento.
Su programa de compra de deuda, conocido como QE, está destinado a cimentar la recuperación de la zona euro, y lo ha logrado, ya que disfruta de su mayor crecimiento económico en una década. Pero todo apunta a que lo seguirá haciendo a un mayor ritmo, según atestiguan las nuevas proyecciones puestas sobre la mesa por el banquero central, que indican que este año cerrará con un PIB del 2,4%, dos décimas superior a lo previsto en su anterior revisión.
Para el próximo año confía en que la economía crezca un 2,3%, nada menos que cinco décimas más de lo anunciado anteriormente. De cara a 2019 las previsiones pasan por crecer a un ritmo del 1,9%, dos décimas por encima del 1,7% previo, y para 2020 el BCE confía en que el crecimiento alcance el 1,7%.
Draghi ha hablado de los riesgos «ampliamente equilibrados» de sus perspectivas de crecimiento. Y ha dicho que por un lado, el fuerte auge cíclico reforzado por los cambios positivos en los indicadores de confianza, podría conducir a más sorpresas positivas en el crecimiento a corto plazo». El banquero italiano ha añadido que, por otro lado, «los riesgos a la baja están relacionados principalmente con factores globales» y lo que ocurra en los mercados de divisas.

Prevé una inflación del 1,7% en 2020

El mandato del BCE gira en torno al control de los precios cerca pero siempre por debajo del 2% y el IPC no sólo es que continúe por debajo de su objetivo, sino que no lo alcanza de forma sostenida desde hace casi cinco años, aunque Draghi ha reconocido que «ahora confía más en alcanzar su objetivo de inflación que hace dos meses».
La inflación cerró noviembre en el 1,5%, y según las nuevas previsiones del órgano rector todo apunta a que terminará en ese nivel el año, el mismo que pronosticó en su anterior revisión. La cosa cambia para 2018 para cuando eleva dos décimas su estimación de precios, hasta el 1,4%. Para 2019 no hay novedades, pues mantiene el IPC en el 1,5%, y para 2020 da su primera previsión elevando el nivel de inflación hasta el 1,7%.
Tras poner sobre la mesa estos pronósticos, Mario Draghi ha dicho que la inflación converge hacia su objetivo y se moderará en los próximos meses antes de volver a subir. Pero en cualquier caso, ha reconocido que esta revisión al alza se apoya en la subida de los precios del petróleo y de los alimentos. Respecto a la inflación subyacente (precisamente la que excluye el precio de los alimentos y de la energía por ser considerados más volátiles), Draghi ha matizado que aún tiene que mostrar señales más convincentes de recuperación y que subirá «gradualmente» a medio plazo.
El banquero italiano ha reconocido que todavía es necesario un amplio grado de estímulo y que son necesarias condiciones favorables de financiación. Además ha dicho que, en ese sentido, ve una «mejora significativa de las perspectivas de crecimiento».
Una vez que Draghi expuso el pasado 26 de octubre sus planes sobre las compras de deuda bajo el paraguas de su programa de flexibilización cuantitativa o Quantitative Easing (QE), se abririó la puerta de qué ocurrirá con estos estímulos monetarios a partir de octubre de 2048. Sobre todo habida cuenta de la división existente en el seno de su Consejo de Gobierno y tras la matización que ha realizado una vez más Draghi de prolongarlos «hasta una fecha posterior si fuera necesario y, en todo caso, hasta que el Consejo de Gobierno observe un ajuste sostenido de la senda de inflación que sea compatible con su objetivo de inflación».
Sin embargo, Draghi ha dicho que durante la reunión del Consejo de Gobierno no se debatió la fecha límite para las compras de activos, así como tampoco se trató la posibilidad de romper el vínculo entre el programa de compras de activos e inflación, de hecho, matizó que la inflación es menos dependiente de las decisiones del BCE. Otro tema del que tampoco se habló durante la reunión fue sobre el tamaño de las compras de deudas de empresas.
Además, una vez concluido el QE, el objetivo del BCE ha reiterado es seguir reinvirtiendo sus deudas vencidas para seguir anestesiando a los mercados, o en palabras del BCE, para contribuir a» que las condiciones de liquidez sean favorables y a que la orientación de la política monetaria sea adecuada».

El día de los Bancos Centrales

Hoy ha sido el día de los Bancos Centrales. La resaca de ayer de la Reserva Federal, que anunció su tercer aumento en el año del precio del dinero al subirlo en 25 puntos básicos, hasta la horquilla del 1,25%-1,5%, ha continuado hoy con el Banco Popular de China que ha aumentado por sorpresa un 0,05% las tasasde interés del mercado interbancario, hasta el 2,5%, de manera que el banco central chino se dirige lentamente hacía una política monetaria más restrictiva.
Draghi de hecho, ha hecho una alusión a la que será la última decisión de Yanet Yellen, la presidenta de la Fed, indicando que no ve efectos negativos en su endurecimiento monetario.
Hoy también ha sido el turno del Banco Nacional de Suiza (SNB, según sus siglas en inglés) y del Banco de Inglaterra, que frente a las subidas de tipos de sus homólogos han mantenido inalterada su política monetaria. En el caso del banco emisor suizo ha mantenido su política monetaria ultraexpansiva con el fin de estabilizar los precios que se situaron en el 0,5% en el tercer trimestre del año y sustentar el crecimiento económico del país. Así, los tipos de los depósitos continuarán en el -0,75% y los del Libor a tres meses en el rango del -1,25% y el -0,25%
El Banco de Inglaterra, por su parte, despide 2017 manteniendo intacta su política monetaria tal y como se esperaba. Esta decisión de mantener por unanimidad el precio del dinero de la libra esterlina en el 0,5% se produce un mes y medio después de acometer la primera subida del precio del dinero de la última década y con una preocupante inflación en el 3,1%.