En las crisis se hacen buenos negocios

Los mercados mundiales ajustaron un 10% a la baja, la tasa de largo plazo comenzó a trepar, y el mundo emergente se prepara para otra crisis. Nuestra visión sobre el momento financiero no es dramática.
El mundo está altamente endeudado. La deuda (según datos del BIS Banco Internacional de Pagos) de Estados Unidos es del 247,2% del PBI, esto incluye deuda del Estado, privados y hogares. Para Europa la deuda es del 250,6% del PBI, y el grupo de países del G20 tiene una deuda del 238,8% del PBI.
A ninguna economía avanzada le conviene que la tasa se espiralice a la suba, sería un problema para los gobiernos, empresas y familias. Cuando una medida perjudica a tanta gente, lo más probable es que trate de evitarse.
La crisis en los mercados mundiales existe, pero no pueden darse el lujo que la tasa de largo plazo se ubique en el 3,5% anual, ayer cerró en 2,83% anual. El índice Dow Jones en un año pasó de 15.500 a 26.500 puntos, por ende, la baja es muy lógica, sana y seguramente realimente a otros mercados.
También es lógica la baja del índice merval, que debería volver a la zona de los 25.000 – 27.000 puntos. Muchos inversores comprados en acciones, procedieron a vender y comprar dólares, lo que potencio a la suba al billete.
Los bonos argentinos perdieron valor en forma impresionante, el bono a 100 años se ubica en U$S 94,80 y ya rinde el 7,8% anual. Este bono había salido al mercado a U$S 92,90 por ende vale muy parecido al día de su colocación el 28 de junio de 2017. Su precio es una verdadera ganga.
El gobierno coloco un bono en pesos a una tasa del 22,5% anual o inflación más 3,75% anual cual fuera mayor. Desde nuestro punto de vista es un grave error sacar bonos en pesos ajustados por inflación, porque esto invitara a que toda la economía se termine indexando. Como no se puede resolver el problema inflacionario, se procede a la actualización para no perder financiamiento.
El dólar mayorista cerro el jueves en $ 19,85, su variación fue del 5,7% en enero de 2018, el 25,2% desde diciembre de 2016 y 52,6% desde diciembre de 2015. Claramente la inflación y las lebacs le ganaron al tipo de cambio cuando medimos un periodo superior al mes de enero. Esto implica que la bicicleta no está rota, ni abandonada.
El día 28 de diciembre el presidente cambio el plan económico. Después de 2 años de esperar la lluvia de inversiones, se dio cuenta que la sequía continuaría en el año 2018 y 2019. Esto dio lugar a que se moviera el tablero, baje la tasa de interés, devalúe el tipo de cambio y tomen medidas de ajuste en el Estado.
El gobierno demoro mucho el cambio de libreto, y ahora lo tiene que realizar con una crisis financiera internacional. Por ende, este verano seguirá con alta volatilidad, externa e interna.
Aspectos positivos del cambio de plan económico.
1)    La devaluación eleva el precio de los productos que exportamos, lo que nos hace mucho más competitivo. La soja que un año atrás se vendía a $ 4.000, hoy a $ 5.650 en el mercado a futuro  $ 5.926 a mayo de 2018, $ 6.793 a noviembre de 2018 y $ 7.085 a enero de 2019. Economìas regionales en ascenso, pero luchan contra la sequía.
2)    La suba del tipo de cambio genera una mejora de competitividad a los que producen en el mercado interno, y tenían una competencia que no podían doblegar. Los sectores afectados por competencia externa y el turismo interno mejoraran notablemente en los próximos meses.
3)    El tipo de cambio bajo provocaba fuga de divisas, en el escenario actual iremos a una balanza comercial y de turismo más equilibrada.
Aspectos negativos del cambio de plan económico.
1)    La devaluación genera inflación, por ende, licua el poder adquisitivo de los asalariados, jubilados y planes sociales. Para el primer trimestre esperamos una inflación en torno del 7%.
2)    Una inflación 2018 similar o algo menor al año 2017 no es favorable al gobierno. Esto implicara mayores conflictos sociales, y paritarias que no saldrán al 15%, todo se firmara por cláusula gatillo.
3)    El ajuste del Estado dejara muchos trabajadores en la calle. No habrá inversiones hasta que el mercado se estabilice, y esto generaría una merma en el consumo.
¿Qué hacer en este escenario?
El gobierno persiste con una tasa del 26,7% anual para las lebac, la bolsa está en franco descenso, los bonos en dólares y pesos ajustan a la baja.
Los bonos en dólares de largo plazo con tasas de interés superiores al 7% anual lucen sumamente atractivos. Como el Bono con descuento al 2033, el bono par al 2038 y el bono a 100 años.
Para los más conservadores un bono al año 2020 tiene una tasa de retorno del 5% anual y al 2022 rinde el 5,6% anual.
No parece buen momento para invertir en pesos, aunque hay bonos como el PR15 que rinde el 27,2% anual.
Es un buen momento para comprar autos, aumentaron menos que la inflación y el dólar, hay planes de financiación a tasa 0%, aunque siempre algún costo hay que incorporar.
Vemos precios atractivos de propiedades en pozo que se venden en pesos, aunque las usadas siguen ofertándose en dólares, y en algunos casos son más caras que comprar un departamento en pozo.
Lo que más nos preocupa son los rumores que indicarían que el gobierno podría colocarles a los bancos un bono en dólares para financiar el presupuesto público. En los bancos hay ociosos unos U$S 16.500 millones, y el gobierno desea capturar U$S 7.000 millones de ese monto.
Lo mejor que podría hacer el gobierno es no molestar a los bancos y salir a buscar ese dinero en los mercados mundiales, es mejor pagar más tasa que generar inquietud entre los ahorristas. Hay que hacer inversiones financieras, pero cada tanto hay que transformarlas en un activo real.
Fuente SDS